25. Ding dong

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— ¿Entrarán? —pregunté al par de chicos en el vehículo.

Mark miró a Risher como si dejara la decisión en sus manos, después de todo son mejores amigos, o eso creo.

— Claro que entraré — alegó Risher tirando de la puerta para poder salir.

Asentí doble y salí del vehículo, Mark salió del auto y tomó mi mano para entrar juntos a casa.

— Mañana es San Valentín —aseguró el chico de cabello rizado y ojos grises antes de tocar el acceso de entrada.

Dí una ojeada a Mark y su mirada de hito en hito cayó en la mía. El verde tan perfecto y claro se veía aún más teniendo el resplandor luminoso en un atardecer de arrabal.

— Lo sé —afianzó Mark, sin apartar su vistazo de mi coexistencia.

Su cutis especificaba un bronceado color rojo de raíz a dorso nasal, supongo que estuvo con Risher en la playa y no usó protector solar, le quedaba demasiado bien convinada con su clara piel y un par de lunares tan pequeños y poco resaltados que podia notar en su nariz.

— Entremos —añadí a la conversación, Mark tenía una mirada tan bonita por lo que aún desasosiego en mí.

Caminé por delante de mí trayendo al muchacho quien juguetón me seguía el ritmo.

— Ding dong —cantó Risher en lugar de presionar el timbre de entrada. Agité la cabeza comenzando a forzar el sello principal de la portería.

El primero en salir fue Josue no me sorprendió nada su inmadurez de que después de abrirnos la puerta saliera corriendo a esconderse de nuestra coexistencia. Ok, me sentí como si hubiera visto a un monstruo aunque aquello no pareció importarle en absoluto a Mark y su amigo Risher. Entre a casa, no se escuchaba ni un ruido extraño, como por ejemplo el de mi par de hermanas gritando por cualquier tontería, me temía que apareciesen frente a mi y empezaran a gritar por verme entrar con dos tipos extremadamente guapos, por que no mentía, eran rostros que sacaban suspiros.

Comencé a andar por mi delante soltándome de mi chico y así ofrecer al par de chicos un asiento o en este caso, los amplios sillones de casa.

Busque por la habitación mi par de hermanas estaban tan concentradas en sus móviles que ni siquiera fue posible que escucharan el sonido de la puerta. Por Dios estas niñas.

 —¡Hey!

Me burle de sus aterradoras expresiones, Tatiana parecía querer tomarme del cabello por todo el arrabal, en tanto que Valery solo volvió a mirar su móvil luego de mostrarme su expresión nada buena.

— Que susto, por cierto lo digo por tu cara — aclaro con sarcasmo y luego se levanto a caminar en dirección al baño dejándome boquiabierta. Por Dios soy mayor que ella.

UN POSIBLE AMOR © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora