UN POSIBLE AMOR © (Completa)

46. No morí

           

    
                     C A P I T U L O   4 6

Estaba muerta de sueño, o en este caso, muerta en vida, ¿cómo alguien puede levantarse tan temprano un fin de semana?, algo que nunca entendería es eso. Sostuve mi rostro entre las manos cuyas reposaban en el mesón de cerámica color blanco. Mark estaba sacando lo que había traído para desayunar, mientras que Risher le ayudaba. Entre cerré los ojos, mi cabeza rendida bajaba y subía debido al sueño. Por Dios son las seis media de la mañana. Dormí a las tres de la madrugada.

Un mechón de cabello me cubría el rostro por lo que fácilmente lo puse detrás de mis orejas. Me froté una mano sobre la cara y bostezo cubriendo mi rostro con las mangas del suéter por último me digne hablar.

—Iré y despertaré a los chicos.—les avisé.

— ¿Te ayudo?, traje un bocina por si no te despertabas.—mencionó Risher, le hice una mueca de fastidio y Mark rió.

— Si suenas la bocina yo también me despertaré por completo.—le dije.

— Es el motivo por el cual quiero hacerlo. —siguió él.

— ¿Van a empezar? —Preguntó Mark, arrugue la nariz y levanté mi puño en contra de Risher, pero el golpe nunca llegó a su cara, solo quería asustarlo, pero más bien causé que el se ría.

—... Ya vengo —confesé y me crucé de brazos.

— Vale —anunció Mark.

Me dirijo a la habitación de Josué que queda antes que la de las chicas Fisk y abro la puerta con facilidad, Josué nunca le pone seguro a su puerta.

Voy hasta él y le quito su alcochada sabada de estampados de lobos de hielo y le escucho quejarse.

—¡Hey levántate, ve a lavarte y sales! —vociferé.

— No molestes. —me respondió.

— ¿Quieres que te azote? —le advertí en una pregunta.

—Tengo sueño.—confesó.

— Ya es tarde así que a levantarse.—traté de ser paciente.

— No quiero, tengo sueño —se siguió quejando, para este entonces mi paciencia ya era de 1%.

— ¡Apurate! —pedí.

— Más tarde —contestó.

—¿Quieres que te eche agua? —cuestioné.

— ¡No!—dijo molesto.

— Entonces levántate —dije al final.

— Tú...me... ¡molestas!—dijo levantándose.

—Te espero en la sala.—le avisé.

—¡Ok!

Salí de su habitación y entré a donde estaban Tatiana y Valery.