UN POSIBLE AMOR © (Completa)

23. ¿Lo conoces?

              
  
           

  C A P I T U L O   2 3

Todos en casa sabían, si todos. Excepto papá. Por Dios el más importante no lo sabia, no tenía idea de que Mark pronto estaría en casa, no paraba de morder mis uñas, tenía el corazón en la boca o quizá ya lo había escupido porque no tenía el conocimiento de que estuviera viva. Claro que lo estaba, es el motivo por el cual estoy asustada.

— Deja de caminar de un lado a otro, siéntate a ver la película —me ordenó el hombre que me engendró.

— Es que yo... —quise hablar, pero el sonido de golpes suaves en la entrada de casa me detuvo, de pronto todas las miradas fueron a mí, la de mi par de hermanas y de mis padres, Josué quiso asomarse a la ventana, pero Tatiana y Valery sujetaron su camisa dejando que el no pudiese llegar a ver, de otra forma gritaría el nombre de Mark y todo sería peor, pues papá si que estaría sorprendido.

Apreté los labios entre cerrando la vista y empecé a caminar tocando una mano con otra. Por Dios, pensé que por un momento Mark se arrepentiría y así no arriesgaría su vida, sin embargo no fue así, porque su hermoso rostro fue el único que vi cuando abrí la entrada de casa.

Me declaré muerta.

Quizá tome por sorpresa a papá el hecho de que justo ahora cuando había afirmado hace unos meses que me quedaría soltera para siempre y papá ya me lo había creído, jamás en la vida habia tenido un novio y ahora que lo tenía era difícil imaginar a una padre de lo más normal por el anuncio de una relación entre un famoso cantante y una chica de familia, de su familia.

— Mark...—traté de decir.

— Estoy listo, y si algo sale mal, huiremos —susurró y luego pasó por mi lado. Por Dios ¿Huir? Esto solo pudo ser un chiste.

Papá se puso de pie, un montón de expresiones que no podría deducir aparecieron en su rostro y lo supe, por su cabeza solo se podría imaginar el día en que desaparecí del restaurant al igual que Mark.

Un escenario iba a comenzar, la expresión de toda mi familia era compatible con la mía. Si, miedo.

— Buenas tardes, señor y señora de Fisk —saludó él a mis padres dando mano a mano, mi mamá le sonrió pero el señor Fisk, se mantenía firme como si supiera todo y a la vez nada.

— ¿Qué te trae por aquí muchacho?—indagó firme papá.

Caminé hasta mi par de hermanas y me senté en la orilla del sofá en el que estaban las chicas mirando completamente el escenario.

— ¿Qué pasa? ¿Porqué él está aquí? ¿Que hacen? —preguntó Josue.

— Cómo siempre quedado en los chismes familiares —le respondió Valery, girando sus ojos.

— Cállate, a ti no te pregunte —le respondió.

—Ustedes se la pasan en peleas —me digné hablar.