42. Buen trabajo

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Sumergida en mis pensamientos, involucrado con estrés, rabia y ansiedad.

Quizá la vida próxima a una estrella no era para mí, deseaba renunciar, pero al mismo tiempo no quería hacerlo, había viajado por varios países y a diferentes lugares por un par de meses seguido. Un par de meses en el que no comía cuando era, sino cuando lo necesitaba, que por cierto eran solo los minutos que tenía libre. Lo que resumido es... Vivir ocupada.

Aún así soñé tanto para llegar a esto y no renunciaré.

— ¡Salimos en cinco minutos! —me avisó Acsa mi manager. Asca es una chica que solía trabajar en la academia como organizadora de las bandas musicales de la playa. No era muy mayor a mí, pues solo me llevaba unos cinco años.

Le hice un ok con las manos, ya que no podía moverme, la estilista era extremadamente profesional y estricta, que siquiera quería que me moviese o arruinaria su peinado. Podría decir que superaba a Tatiana, pero sin duda ella me mataría si escuchase que existe alguien más estricta que ella.

—Dios, estoy tan cansada, quisiera dormir encima de un gran algodón. —susurre y dí un gran suspiro.

— ¿Has tenido un ensayo con Amber? —Preguntó Tatiana, la había traído a este viaje, Valery quiso venir con nosotras pero debido a que debía asistir al instituto, no estamos completas las hermanas Fisk.

— Si, dos o tres, eso creo —le dije.

— Ah, bueno, ve, te están llamando.—comentó Tatiana y ella se levantó de su asiento.

— Espera un poco, no te muevas. —me ordenó la estilista, haciendo un último ondule en las puntas.

— Vale —respuse y no pasaron unos segundos hasta que ella volvió hablar.

— ¡Estas lista! —cantó la estilista.

— Buen trabajo.—le dí dos pulgares arriba.

— ¡Es hora Andreina! —me llamó Acsa y caminé hasta su coexistencia.

—¡Tu puedes! —me animó, porque ella sabía que no había siquiera dormido.

Mark estaba en la entrada del escenario y me dio una sonrisa para concederme el paso. Él me ha estado acompañando en este par de meses, se que las vacaciones que pidió en su agencia debían de ser para que el descansara, pero él insistió en acompañarme fuera donde fuera, y no me quejo, Mark es una buena compañía que no quisiera perder.

— ¡Vamos chica oreo! —compuso, me dió un beso en la frente y le dí una sonrisa de dientes.

Entré al escenario, luces apuntando mi coexistencia y mi corazón latiendo tanto sin parar, una multitud de personas que desde arriba podía ver como hacían oleadas con sus manos. Pensar que algún día estuve entre ellos compitiendo y queriendo seguir por mis sueños y ahora lo estoy cumpliendo, acompañé a Amber quién hablaba con el público y me digne hablar junto a ella.

UN POSIBLE AMOR © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora