Los mellizos Yaxley.

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...

Neela y Tom al fin llegaron a la mansión Malfoy, al entrar, la bruja no pudo sentirse nostálgica al recordar todos los momentos que había vivido con su hermano mientras crecían juntos.

Agachó el rostro, Tom colocó su mano en su hombro a manera de consuelo, en respuesta dibujó una sonrisa amarga en sus labios.

---¡Ama Neela!--- exclamó Dobby entusiasmado mientras corría hacia la bruja, abrazándola cuando estuvo cerca de ella.

---¡Dobby!--- respondió la señora Riddle.

---Lord Voldemort--- saludó al mago, haciendo una reverencia como si se tratara de un rey ---El amo Lucius volverá pronto de su paseo por el ministerio. Neela y el señor tenebroso pueden esperarle en la sala, Dobby en seguida les llevará el té.

---No te molestes, Dobby, a quien quiero ver se encuentra en casa, si nos disculpas--- se excusó, rodeando el brazo de Tom con el suyo para avanzar a su lado por el jardín hasta el pequeño mausoleo en el jardín de los Malfoy.

Al entrar, los recuerdos del funeral de Cassandra asaltaron su mente, haciéndola víctima de un terrible e irónico dejá vu.

Se soltó de Tom y se acercó al ataúd que aún estaba en medio de la sala, y el nombre escrito en la enorme mesa de mármol que lo sostenía le hacía saber a quien pertenecía.

Neela deslizó sus dedos por las letras talladas en la fría placa, sin poder creer lo que sus ojos leían.

---"Abraxas Septimus Malfoy... Amado hijo, esposo, padre y hermano"--- leyó en voz alta, creyendo que esto la ayudaría a asimilar la cruda verdad.

Con un sollozo dirigió su mirada a la tela que cubría el ataúd, con cuidado la tomó y la retiró lo suficiente como para ver el rostro dormido de su hermano a través del ataúd de cristal.

Ahogó su grito con sus manos, y dejó que lágrimas necias se deslizaran por sus mejillas, retrocediendo al encontrarlo ahí acostado.

Entre lágrimas retiró la tapa de cristal, y una vez más el excelente trabajo de los agentes de la funeraria mágica los sorprendió.

---Aún huele a él--- le dijo a Tom, sin desviar ni por un segundo la vista de Abraxas ---Ojalá estuvieras solo dormido, como aparentas.

Acarició la mejilla de su hermano, estaba helada.

Frunció el ceño con sus labios temblando, llevó su mano a la de su hermano, sosteniéndola con firmeza.

Mientras con la mano libre peinaba sus rubios cabellos, con cuidado se agachó lo suficiente para acercarse a su rostro, depositando un beso de despedida en su frente.

---Nos veremos otra vez--- le prometió en un susurro, pues el nudo en su garganta le impedía hablar con firmeza.

Se quedó sentada a su lado por un momento, acariciando el frío cuerpo de su hermano, hasta que Dobby se acercó a ella, y aprovechando la privacidad que Tom le había dado para sufrir la muerte de su hermano, le habló sin temor a ser escuchado.

---El amo Abraxas no dejó de pensar en usted ni un solo día, incluso en sus últimos momentos le habló a Dobby sobre Neela--- ella sonrió, limpiando sus lágrimas.

---Lo amaba tanto--- le dijo al elfo, mirando el cadáver de su hermano.

---Y el amo Abraxas la amaba a usted--- respondió, ofreciéndole una carta ---El amo le entregó esta carta a Dobby antes de morir, pidiendo que Dobby la entregara a su hermana cuando despertara, y solo a su hermana.

Neela miró intrigada el sobre, preguntándose qué habría escrito su hermano que no quería que Tom se enterara.

Finalmente aceptó la carta y la guardó hábilmente en su abrigo.

La calma antes de la tormenta [Tom Riddle y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora