El Juramento Inquebrantable

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Dado a la abrupta llegada de un Tom furioso a la mansión Tenebrosa (gracias al fracaso de su misión con los Potter y los Black) decidió salir con su hija a un parque lejano de la casa, donde sabía que Tom no las encontraría.

Soltó un suspiro cuando vio llegar al hombre por el cual se escondía de su esposo.

Una vez Peter la saludó, se levantó de la banca con Delphini en brazos y comenzó a caminar a su lado.

—Todo salió tal como me lo pidió, mi señora— dijo para tranquilidad de la bruja —Pudimos sacarlos sin daños a todos, pero, una vez en el cuartel... Decidieron triplicar su protección— soltó el mago, temiendo la reacción de la bruja ante la noticia.

Pero para su sorpresa, permaneció tranquila.

—Lo sé. Albus ha recurrido de una vez por todas al hechizo fidelio para resguardar a las familias de James y Sirius ¿Verdad?— Pettigrew asintió, preocupado, y notablemente nervioso —No debes de decírselo a nadie, Colagusano. Ni lo del hechizo, ni quienes son sus protectores.

Él asintió, tragando saliva.

Neela detuvo su paso, y al mismo tiempo él hizo lo mismo. Se colocó frente a él para mirarlo a la cara —A menos que yo te lo ordene.

—¿Mi señora? No comprendo... Usted puede confiar que no le diré a nadie, después de todo, sin importar en qué bando esté, ellos siempre serán mis amigos.

Neela sonrió de manera irónica, dio unas palmaditas en su hombro y comenzó a andar sin él, para alejarse.

—Te recomiendo no aparecerte por un tiempo, de lo contrario Tom podría ser muy capaz de asesinarte con sus propias manos... Y muerto no eres de mucha ayuda.

El mago asintió, alejándose de la bruja. Casi en seguida, Neela sintió un escalofrío recorrerle la espalda, volteó apresurada para encontrarse a quién la espiaba, pero solo pudo ver un pedazo de su capa antes de que la persona se apareciera, sin darle la oportunidad de descubrir su identidad.

Neela tragó saliva con preocupación esperando que se tratara de un espía de la orden del fénix, y no uno de sus mortífagos.

Fuera quien fuera, debía apresurarse a llegar a su casa, antes de que Tom se enterara de su junta secreta con Pettigrew.

Lamentablemente no se podía aparecer con su hija, pero sí que podía volar. Una vez lejos de la vista de los muggles se aferró a su hija y comenzó a volar por los aires.

Después de unos minutos de trayecto, aterrizó frente a su mansión y Delphini comenzó a llorar al despertarse.

—Tranquila mi niña, ya te doy de comer— al entrar a su casa, analizó con cautela su alrededor, pero a penas dio unos pasos confiada, vio a su esposo salir de una de las paredes, con los puños apretados, notablemente furioso.

"Oh oh" pensó Neela para sí misma, confirmando su teoría de que un mortífago espió su reunión con Peter en el parque.

Los ojos del pelinegro se dirijieron a su hija, volteó a ver a Penélope (quien había ido a visitar a su amiga), indicándole que se llevara a su hija para poder hablar con su esposa.

La calma antes de la tormenta [Tom Riddle y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora