Delphini Raven Riddle

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10 de abril, 1980.

Habían pasado ya unos días desde que Agra había realizado el conjuro que desaparecería la maldición maledictus de Delphini, quien aún se encontraba en el vientre de su madre, pues la bruja alegaba que no faltaba mucho para que la hija de Neela y Tom naciera.

Y como siempre sucede, se cumplió lo que la bruja dijo, pues en la madrugada del 10 de abril, Neela se despertó por un fuerte dolor en el cuerpo.

Al tener ya 9 meses de embarazo no fue muy difícil para los magos descubrir de lo que se trataba, la bruja estaba comenzando a tener contracciones.

Llamaron a su abuela y a la partera que habían designado meses atrás, y arreglaron todo lo que tenían y podían arreglar para la llegada de su hija.

Cuando no hubo nada más por hacer, Neela se conformó con caminar al lado de Tom mientras escuchaba todo el cuento que su abuela le estaba echando sobre el día en que su hija nació.

A Neela le sirvió mucho esto, pues realmente nunca había estado en trabajo de parto antes, y no era tan sencillo como se lo esperaba.

Pero al fin, cuando comenzaba a anochecer, Neela se postró en la cama con las piernas abiertas hacia la partera, y comenzó a pujar y gritar cada vez que sentía una contracción venir.

---Duele... Duele mucho...--- se quejó entre sollozos mientras apretaba las manos de Tom y su abuela.

---Tranquila guapa, solo resiste un poco más--- la alentó su abuela, quien de vez en cuando se asomaba para checar qué tanto había salido su bisnieta.

---Sí... Eso--- se conformó con decir Tom al secar su frente con un trapo, el cual no sabía que decir para alentar a su esposa y le causaba pánico escuchar los gritos de dolor que soltaba como si estuviera siendo torturada.

---Una más, solo una más--- la alentó la partera.

Neela inhaló y exhaló varias veces hasta que la siguiente contracción llegó, fue entonces que apretó la mandíbula mientras gritaba adolorida, pujando tan fuerte como podía.

Cuando guardó silencio fue entonces que Neela pudo escuchar los fuertes llantos de su bebé, que instantáneamente la hicieron dibujar una sonrisa en su rostro.

La partera la estaba limpiando, y del pequeño montón de sábanas a veces se podían ver unas pequeñas manitas y se escapaban unos piecitos.

Neela intercambió una mirada emocionada con Tom, quien le sonrió aún en shock.

Cuando volteó a ver a su abuela se dio cuenta de que esta ya había caminado hacia la partera y le exigía cargar a su bisnieta.

Una vez que se la entregaron, la admiró por un momento y finalmente se la entregó a Neela.

La bruja lloraba observando el pequeño e hinchado rostro de su hija, a quien después de tantos meses lograba al fin cargar entre sus brazos.

---Es un placer conocerte, pequeña--- le dijo con la voz hecha con hilo, acariciando con cuidado su mejilla con su dedo.

Delphini colocó la palma de su manita en el pecho de su madre, y el calor que su contacto le transmitió le provocó a Neela un agradable escalofrío.

Besó su cebeza mientras la mecía entre sus brazos, para después mirar a Tom y pedirle que la cargara.

Con miedo el pelinegro aceptó, tomando a su hija en sus manos, al principio la miró confundido, examinando su rostro como si no lograra entender de quien se trataba.

La calma antes de la tormenta [Tom Riddle y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora