La tragedia de McKinnon

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Neela paseaba en la sala, dando vueltas como loca, meciendo a su bebé que se había quedado dormida en sus brazos, pues ya era de noche, pero ella no se iría a dormir hasta que Penélope llegara con noticias de que todo  había salido bien.

—Vamos Neela, se está haciendo tarde, Delphini debe ser puesta en su cuna— le dijo su esposo, quien esperaba con ella.

—Está bien, llévala, ahora los alcanzo— dijo ofreciéndole a la pequeña, pero Raven aferró sus manos a los cabellos de su madre.

—No quiere irse a dormir sin ti— dijo Tom, pero antes de que pudieran seguir hablando, la puerta se abrió, y vieron a Penélope entrar agitada.

Neela en seguida le dio su bebé a Tom y corrió a su amiga —Penny ¿Qué pasó? ¿Está todo bien?...

Su amiga la miró en silencio por un largo rato, sin decir nada, estaba tan quieta que comenzó a dudar si respiraba, ya que parecía una muñeca.

Se acercó a su amiga, y una vez estuvo a centímetros de Neela, la abrazó con todas sus fuerzas, como si quisiera hacerla explotar y comenzó a llorar desconsoladamente.

Neela la abrazó y acarició su cabello, mirando a Tom para indicarle que fuera a dejar a su hija a su cuarto, pero el mago ya había ido a hacerlo.

—Lo lamento, Penny, lo lamento tanto— le dijo a su amiga abrazándola fuertemente como ella lo hacía.

No puede salvarla, Neela, no pude... He defraudado a Jasper...— chilló en el cuello de la bruja —No pude detener a Bellatrix, cuando desperté ella ya lo había hecho...

Neela miró a Tom enfurecida.

—Llama a Lestrange ahora— protestó con la mandíbula crispada —Lo pagará muy caro, Penélope, te lo prometo.

Tom se retiró para llamar a Bellatrix con la marca de Peter, y Neela al fin se percató de la canasta qué Rosier tenía en la mano. Neela soltó a su amiga para fijarse en su interior, encontrándose con una bebé que dormía tranquila.

—Mallory— dijo al reconocerla.

—Solo pude salvarla a ella... Y a Elena, estaban ahí las 2 pero... pero usé un hechizo para que Bellatrix no las encontrara... No supe qué más hacer... Lo siento, lo siento— se disculpó temblando.

—Lo hiciste bien, Penélope, lo hiciste excelente, tú no tuviste la culpa de nada— dijo sosteniendo el rostro de su amiga en sus manos. Se agachó y tomó a la bebé pelinegra entre sus manos, haciéndola llorar, por lo que no tardó en entregársela a su abuela adoptiva —¿Dejaste el libro que te di?— le preguntó refiriéndose al libro que le había dado poco después de que se fuera a vivir con la bruja.

La pelinegra asintió, limpiando sus lágrimas, observando a la pequeña Mallory.

De repente, un humo negro entró a la casa y se condensó hasta formar un cuerpo humano, perteneciente a Bellatrix Lestrange, que despertó la furia de ambas brujas que se encontraban ahí.

—Yo me encargaré de esto, ve a tu cuarto... Ahora— a regañadientes Avery obedeció.

Neela avanzó con prisa hacía la bruja que la veía confundida, hasta que una fuerte cachetada que la tiró al piso le quitó su expresión.

—¿¡DIME QUIÉN TE DIO LA ORDEN DE ASESINAR A MARLENE MCKINNON!?... ¿¡A QUIÉN LE PEDISTE PERMISO ANTES DE COMETER TAL CRIMEN!?... ¿¡POR QUÉ CREÍSTE QUE PODRÍAS ACTUAR SIN MI CONSENTIMIENTO!?— le gritó mientras la tomaba del cuello de su vestido para agitarla —¡No podías tocarla!... ¡Ella era importante, más importante de lo que tú nunca serás, bruja estúpida!— la regañó para finalizar con otra cachetada que hizo girar su cabeza.

La calma antes de la tormenta [Tom Riddle y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora