El destino del mundo mágico

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...

Mientras Neela estaba ausente debido a que había ido al otro lado para hablar con Elena, quien gracias a su madre había logrado contactar con ella por el limbo, sus familiares muertos se reunieron preocupados.

---No podemos dejar que siga con esta estúpida guerra--- se quejó Mía.

---Lo único que está logrando es envenenar su alma--- soltó Lea preocupada sin poder dejar de morder sus uñas.

---Sobre todo ahora debería de dejar de pensar en ella misma, tiene una hija a la cual criar--- soltó Delphini.

---No podemos permitir que mi nieta crezca en un ambiente tan violento y sangriento como lo es la guerra--- se quejó Belmont.

---Dímelo a mí, mi hijo creció en ella y mira cómo está ahora--- dijo Abraxas de mala gana, Cassandra lo miró con una mueca.

---Aún no es muy tarde para él, al igual que Neela, aún puede salvar lo que les queda de inocencia--- respondió la pelirroja, preocupada por su hijo y su amiga.

---Ya está embarazada de Delphini y aún así no ha tomado la decisión de acabar con la guerra ¿Qué esperanza tenemos si su propia hija no es razón suficiente para dar una vuelta de 180°?--- comentó Eric.

---Quizás su hija no lo haya logrado, pero tal vez su hijo sí--- propuso Mía.

---¿Yo?--- la cuestionó Mattheo señalándose.

---A menos que Neela haya tenido otro hijo del que no sepamos...

---Mía tiene razón--- admitió Cassandra ---Si hay alguien que puede convencer a tu madre, eres tú, Theo.

---Pero yo... No estoy seguro de que sea así.

---Tesoro, Neela te ama más que a su propia vida, al menos un chance sí que tienes--- lo animó su abuela.

---Bien, lo intentaré, pero no prometo nada--- accedió el castaño.

Una vez que Neela regresó del limbo, su hijo se acercó a ella seriamente, acompañado por los demás a sus espaldas.

---Mattheo ¿Te pasó algo?--- preguntó la bruja preocupada por la expresión en su rostro.

---Mamá ¿Puedo pedirte algo?.

---Lo que sea, mi niño, lo que sea--- Mattheo volteó a ver a los magos y brujas a sus espaldas en busca de aliento, para después proseguir.

---Quiero que acabes con la guerra--- soltó de repente ---Quiero que vivas tu vida sin amarguras ni resentimientos, que le des a mi hermana la vida tranquila que se merece.

Neela lo miró petrificada, sin saber que responder, al ver a los presentes detrás de él, sus ojos le pedían lo mismo.

---Yo... Em, cielo ¿No quieres pedirme algo más?--- el mago negó ---No me tomes a mal pero... No puedo hacerlo, y no porque yo quiera, lo juro. Es solo que es muy tarde como para tratar de frenar algo tan grande, ya lo he intentado y no me salió bien--- respondió señalando a su madre con la mirada.

---Ambos sabemos que tienes el poder necesario para hacer lo que se te venga en gana, madre.

---¿Y sabes por qué lo tengo?.

---Por la fracción del obscurus que vive en ti--- respondió sabiamente.

---Y no viene gratis, desde pequeña estoy infectada con su oscuridad, no puedo cambiar mi deseo de sangre fría así como así, Theo, es imposible...

---No eres un monstruo, mamá--- soltó repentinamente su hijo ---Nunca has deseado hacerle daño a nadie. Hasta que te hicieron daño a ti. Pero ya te has vengado, has... asesinado... a quienes te lastimaron, ya has logrado volver a vernos, tu herida ya cicatrizó.

La calma antes de la tormenta [Tom Riddle y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora