El día que Penélope murió

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21 de septiembre de 1979

---¿Querías verme, Neela?--- preguntó Eris, entrando a la habitación.

---Sí. Sucede que he recibido una carta de Penélope, quien cree tener la respuesta para romper el juramento inquebrantable de Jasper--- mintió ---Pero en este momento el uso de lechuzas está prohibido en París por ciertas tormentas cerca del colegio--- volvió a mentir ---Me preguntaba si tú podrías ir con ella a Francia para que te entregue el libro

---Er... ¿No podría hacerlo alguien más? Es decir, Elena sigue cautiva aquí y está muy triste por separarse de sus hijas tan pronto, quiero estar aquí para apoyarla...

---Ya tiene a Jasper para hacerlo, pero no lo tendrá mucho tiempo si tú no vas por esos papeles, Eris--- respondió la bruja cruzada de brazos.

---Tienes razón. De acuerdo, iré inmediatamente.

---¿No vas a despedirte de ellos antes de partir?.

---No es necesario, mientras menos tiempo pierda, será mejor. De cualquier modo sé que estarán aquí cuando regrese--- dijo con una sonrisa la inocente bruja.

Neela le respondió con otra sonrisa forzada, una vez que la esposa de su difunto amigo salió de la oficina, ella suspiró llevando su cabeza a sus manos.

Odiaba tener que hacerles esto, pero era por un bien mayor, al final del día, todo tendría sentido y lo volverían a ver de cualquier manera.

Alguien llamó a la puerta, sacándola de sus pensamientos.

---Adelante--- la puerta se abrió y un mortífago entró.

---Mi señora, el Señor Tenebroso la espera en la sala de reuniones con los mortífagos--- anunció Severus.

---En seguida iré--- respondió.

La puerta se cerró, y Neela aprovechó este momento a solas para hablar con su hija.

---Por favor, cuando nazcas no me odies--- pidió con los ojos cerrados y las manos en su abdomen, temiendo que su hija la considerara un monstruo.

Finalmente se levantó de la silla y salió de la oficina a los pasillos, caminando hacia la sala de reuniones.

...

Al abrir la puerta se encontró con la gran mesa redonda colocada en medio del salón que fácilmente podría ser usado para fiestas.

Los mortífagos no estaban sentados en esta, como era usual en las reuniones, de hecho, los mortífagos ni siquiera estaban. Simplemente habían dos montando guardia en las puertas, entre ellos Severus.

---¿Querías hablar de algo?--- le preguntó a su pensativo esposo, quien miraba distraído la estantería frente a él.

---Antes de que Aurores lleguen a nuestro hogar en búsqueda de Elena Yaxley, podríamos utilizarla para nuestro beneficio--- Neela lo miró confundida ---Solo tendríamos que mantenerla cautiva y con vida unos días más. Después utilizaríamos hasta la última gota de su sangre para rehacer la piedra filosofal sin tener que esperar 10 años...

---Tom ¿De qué rayos estás hablando?.

---Hablo de hacerle a nuestra hija lo mismo que en su momento hiciste con Elena, jamás se enfermaría, sería la bruja más poderosa de su edad, nadie podría lastimarla--- Neela sonrió enternecida por el raro lado paternal sobreprotector de su esposo.

Llevó su mano a su mejilla, acariciándola.

---Es nuestra hija, nadie se atrevería a lastimarla. Además será lo suficientemente fuerte sin necesidad de esa piedra.

La calma antes de la tormenta [Tom Riddle y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora