La calma antes de la tormenta [Tom Riddle y tú]

La conspiración del Ministerio.

...

Al regresar a su cuarto, cerró la puerta con cuidado de no despertar a Tom, caminó con su vieja varita en mano utilizándola como vela, se acercó nuevamente a la ventana y mientras peinaba su cabello en una trenza, veía las tres tumbas en su jardín.

---¿No piensas dormir conmigo?--- preguntó Tom desde la cama. Tal parecía que no estaba dormido.

Neela asintió apagando la pequeña flama en la punta de su varita con un leve soplido, la colocó en el cajón al lado de su cama y se metió entre las cobijas.

En vez de abrazar a su esposo como solía hacerlo para dormir, se quedó sentada, observándolo.

---¿Qué te ocurre?--- preguntó Riddle preocupado, sentándose igualmente para estar cara a cara con Neela.

La rubia no encontraba las palabras para expresar sus deseos, así que fue al grano tras tomar su mano.

---Quiero formar una familia contigo, Tom--- le dijo la bruja.

---Estás diciendo que...

---Quiero volverlo a intentar. Quiero que tengamos un bebé--- confirmó.

---Neela ¿Estás segura de eso? No quiero que sufras como lo hiciste con Mattheo--- la bruja sonrió.

---Eso fue hace más de 20 años, Tom, y sé que Mattheo querría que siguiéramos adelante, que fuéramos felices. Además, tengo esta visión una y otra vez cada noche... ¿Puedo?--- preguntó acercando su mano a su cabeza.

El pelinegro asintió.

Neela colocó sus dedos en su frente, mostrándole la visión de la que le hablaba, una pequeña bebé de pelo rubio con el torso desnudo, llorando a todo pulmón en los brazos de sus padres, atrapando el dedo de su papá con su manita.

Cuando Tom abrió los ojos, la bruja pudo notar que esta visión lo puso sensible, pues sus ojos estaban vidriosos.

---Podríamos tener lo que nos fue arrebatado, porque esta vez lo haríamos de la forma correcta, y tenemos la seguridad de que nuestro bebé sí sobrevivirá...

---Quiero hacerlo--- se apresuró a responder Tom.

Neela sonrió, lanzándose a los brazos de su esposo, llenando su rostro de besos por la felicidad.

Y como ambos querían comenzar a intentar tan pronto como pudieran, se pusieron manos a la obra para crear a su bebé con su acto de amor carnal y pasional.

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No tardaron en deshacerse de sus pijamas y llenar de besos el cuerpo del otro, recorriendo cada centímetro de su piel, cubriéndola con sus labios.

Ambos se encontraban felices, pues Neela siempre había soñado con formar una familia y Tom quería ver a su esposa feliz, además de querer llevar a cabo la labor como padre que no pudo realizar con la muerte prematura de Mattheo.

Mientras besaba el cuello de Neela, con una mano dibujaba la silueta de sus senos, y con la otra, preparaba el terreno en su zona íntima, tal como aquella vez en el baño.

Y al igual que esa vez, los jadeos de la bruja llenaron el lugar, mostrando lo complacida que estaba por el servicio de Tom.

Pero eso no podría embarazarla, así que colocó sus piernas en la cadera del pelinegro con firmeza (lo que por un momento la hizo arquearse al maximizar el alcance que los dedos de Tom tenían en su sexo) y volteó a modo de colocarlo debajo de ella.

Abrió sus piernas hábilmente, siendo la erección de Tom su objetivo, se colocó sobre esta, permitiendo que sus cuerpos se unieran y ambos soltaran un gemido al unísono.