Dumbledore

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...

---¿Estás seguro de que no te importará esperarme aquí afuera?--- le preguntó Neela a Tom, quien como ella, estaba abrigado de pies a cabeza para no ceder al frío clima que se sentía en Nurmengard.

---¿Acaso tengo otra elección?--- la cuestionó el pelinegro, observando el rostro divertido de su esposa mientras ella le abrazaba del cuello.

---Podrías volver a Londres sin mí--- dijo, mientras le acariciaba el cabello.

---No pienso dejarte sola. Ya hemos estado suficiente tiempo separados, no quiero más--- respondió, provocándole una risa.

---Como tú quieras. Le daré tus saludos a mi tío Gellert--- le dijo Neela, despidiéndose al besar su mejilla ---Te veré en unos minutos.

Al entrar a la fortaleza, sintió un raro dejá vu al pensar en la primera vez que había ido a ese lugar acompañada de Eric.

Con una sonrisa nostálgica acarició su muñeca, donde solía estar la pulsera contra la magia oscura que su amigo le había obsequiado.

Caminó por los oscuros pasillos de paredes de piedra oscura en búsqueda de su tío, hasta que al fin lo encontró.

Perdido en el paisaje, Grindelwald se encontraba dándole la espalda, aún sin notar su presencia.

Como niña chiquita, se paró de puntillas para evitar que sus tacones sonaran y así poder espantar a su tío.

Una vez lo suficientemente cerca, tocó su espalda, provocando que el mago diera un brinco asustado, al verla, abrió los ojos como platos, observándola incrédulo.

---Mini-Grindelwald...--- fue la única oración que pudo artícular, sorprendiéndose cuando repentinamente su sobrina lo abrazó.

---¿Me echaste de menos?--- le preguntó recargando su cabeza en su pecho, sintiendo como su tío le devolvía el abrazo.

---¿Echarte de menos? Ni siquiera noté cuando te fuiste--- respondió, haciendo reír a la bruja.

---Puedes ser bueno manipulando, tío Gellert, pero no mintiendo--- dijo la bruja, el mago al sentirse descubierto soltó un suspiro, recargando su mejilla en la cabeza de la rubia.

---Eres la única que viene a verme. Por supuesto que te eché de menos--- respondió el mago ---Ahora... Se nota que algo te aflige.

Neela asintió.

---Cuéntamelo todo--- le pidió tras romper su abrazo, comenzando un recorrido al rededor de la fortaleza mientras Neela le contaba sus dudas sobre seguir la guerra o no.

---He obtenido ya lo que quería al volver a verles y castigar a quienes los lastimaron. El dolor aún sigue, pero el deseo de venganza fue casi curado por ellos. Hemos llegado tan lejos con esta guerra que simplemente dejarla no parece lo mejor.

El mago interrumpió la caminata de su sobrina al colocarse frente a ella para mirarla a los ojos.

---Una vez un amigo me dijo que hiciera lo correcto, y no lo sencillo.

---¿Y lo hiciste?--- Grindelwald abrió los brazos para señalarle la fortaleza en la que se encontraba encerrado.

---Hice lo que yo creí correcto, Neela, deberías hacer lo mismo--- la bruja suspiró, agachando la mirada.

---¿Y si lo que yo creo correcto, decepciona a los demás?--- preguntó.

Grindelwald sonrió, tomando su mano.

---En el hipotético caso de que decidieras rendirte con tu papel de bruja Tenebrosa, me sentiría orgulloso de ti, y si decidieras seguir con el camino que estás labrando, mis pensamientos serían los mismos. No importa lo que hagas, Mini-Grindelwald, jamás podría estar decepcionado de ti--- Neela sonrió, abrazando al mago.

La calma antes de la tormenta [Tom Riddle y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora