El encantamiento Fidelio

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Tal como Tom le prometió a su esposa, se fueron de "vacaciones" familiares a la casa de playa que ambos tenían, y al parecer el aire fresco del mar y la tranquilidad de la zona era justo lo que Neela necesitaba.

Además, justo como esperaba, el estar lejos de sus ocupaciones por la guerra que estaban liderando había contribuido al hecho de que ahora los señores Riddle podían dedicar más tiempo a su hija, quien crecía rápidamente, pues en cuatro meses estaría cumpliendo su primer año de vida.

Tom no desperdició sus tiempos libres y cada que podía le hablaba en pársel a su hija, esperando que ella comenzara a hablarlo pronto. E incluso, buscando que fuera una bruja lista y culta, le leía poesía por las noches, cada vez que una pesadilla la despertaba.

Pesadillas que Neela estaba segura que eran visiones, pues tal como le pasaba a ella de pequeña, su nariz le comenzaba a sangrar (cosa que ponía de los nervios a Tom).

Cuando el sol ya no era tan fuerte se ponían sus trajes de baño y hacían aparecer una carpa que flotaba sobre sus cabezas, techando el lugar donde habían colocado sus camillas acojinada, justo a unos cuantos pies del agua.

A Neela le encantaba jugar a ser perseguida por su hija, quien se carcajeaba sin parar y pataleaba en el aire mientras su padre la cargaba y se iba acercando a su madre. Pero sobre todo amaba recostarse en las camillas observando a Tom y Delphini a la orilla de la playa, pues Tom la sostenía de los costados y se agachaba para permitirle a su hija sentir las olas del mar empujar sus pies.

Esa paz y tranquilidad era la medicina que su corazón herido necesitaba, y daría cualquier cosa porque permaneciera.

Es por eso que en la noche, cuando Delphini cayó dormida, ella pasó una romántica y agotadora noche en el cuarto con su esposo, y el mago quedó tan cansado que no se despertó ni se dio cuenta cuando su esposa se metió a su espacio mental (cosa que no había hecho en mucho tiempo) y se encargó de borrar el recuerdo de saber que los Potter habían sido escondidos con el encantamiento fidelio, además de eliminar también el archivo mental en el que guardaba el conocimiento de dicho hechizo.

Cuando Neela terminó, Tom no sabía lo que era ni que custodiaba a los magos que el buscaba. Su corazón dolió un poco, pero cesó cuando colocó (escondido en el librero) un libro de hechizos poderosos que hablaba de este.

Ahora dependía de Tom el descubrirlo o no, la bruja se concentraría en preparar el festejo del cumpleaños de su esposo, quien cumpliría 54 años esas Navidades, pero se seguía viendo tan joven y conservado como alguien de 30.

Claro que para la fecha tuvieron que regresar a la mansión Tenebrosa, pues Tom quería que los mortífagos le rindieran respeto y lo llenasen de regalos, lo cual pasó, y para el fin de la celebración el pelinegro podía llenar un salón con todos los obsequios que habían llevado.

Siendo la mayoría de estos objetos comprados de Borgin & Burkes o traídos de tierras lejanas.

A las pocas semanas el cumpleaños de Neela fue celebrado en la casa de la playa, y prefirió solo estar con su hija y esposo, el cual dejó la casa en seguida cuando Dumbledore llegó, pues no dejaría que su nieta pasara su cumpleaños sin verla. Además, moría por volver a ver a su adorable bisnieta.

Claro que también aprovecharon a hablar sobre las familias que el mago estaba protegiendo, pero nada realmente importante.

El 10 de abril, en el cumpleaños de Delphini, aceptaron la invitación de los Malfoy de celebrar el cumpleaños de Delphini con ellos y su primo Draco, con quien la pequeña bruja parecía llevarse bien.

Neela no pudo evitar recordar con tristeza a Abraxas, pues ambos bebés compartían similitudes físicas con ellos.

Neela logró convencer a Tom de permanecer de vacaciones al menos hasta el cumpleaños de Draco Malfoy, y una vez que este pasó, el pelinegro decidió por sí mismo pasar más tiempo con su familia hasta que descubría cómo mantenían a los Potter y a los Black escondidos incluso de los mortífagos que estaban infiltrados en el ministerio.

La calma antes de la tormenta [Tom Riddle y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora