Un nuevo año

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Noviembre, 1979.

Tras unas semanas de lo ocurrido, el pelinegro y Neela comenzaron a empacar sus maletas para llevar a cabo el plan de mudanza, que al parecer estaba dentro de la sorpresa para Neela que Tom le había tomado tanto tiempo llevar a cabo.

En este plan, ambos se aislarían del mundo mágico y muggle, de todas las personas que existían y se irían los dos a vivir solos por un largo tiempo.

Este plan de retiro fue principalmente planeado por la manera en que las emociones fuertes habían afectado su embarazo anterior, y ninguno de los Riddle quería vivir eso otra vez.

Así que estarían largos meses hasta que su hija naciera, y luego otros largos en espera de que esta creciera, pues Tom y Neela querían darle a su pequeña Delphini su completa atención.

No habría guerra, sólo serían una familia de magos normal viviendo su maternidad y paternidad tranquilamente.

A Neela le encantaba verle el lado positivo a esta escapada familiar: Podría olvidar los episodios recientes relacionados con la muerte de Jasper, le daría tiempo a Penélope para sanar su herida y poder recuperar su amistad, y sobre todo, Elena tendría mucho tiempo para poder pasar tiempo de calidad con sus pequeñas mellizas.

En serio esperaba que esto compensara el daño y trauma que le había causado con su captura y la muerte de su hermano.

Una vez el carruaje en donde viajaban se detuvo, Neela se bajó y miró extrañada a su alrededor la carretera vacía.

---Tendremos que seguir a pie--- le dijo Tom, deteniéndola cuando comenzó a caminar ---La sorpresa sigue siendo sorpresa, Neal--- le advirtió para después ponerle su corbata en los ojos.

La tomó entre sus brazos tan repentinamente que la hizo soltar un grito de asombro acompañado de carcajadas.

---¿Tom, qué haces?--- preguntó entre risas, sintiendo como el pelinegro avanzaba entre un camino cuyo entorno no lograba distinguir.

Al final, después de unos minutos, el pelinegro la bajó y retiró cuidadosamente la corbata de sus ojos.

Neela llevó sus manos a su boca para callar su grito ahogado, pues frente a ella, situada a la orilla de la playa se encontraba una hermosa casa blanca de dos pisos, múltiples ventanas que la llenaban de luz y dos mecedoras en el pasillo frente a la puerta de entrada a la cual se llegaba por medio de unas escaleras de madera.

Pero lo que más le atraía del lugar eran las letras que se encontraban talladas en la parte posterior de en frente de la casa "Neela y Tom" y justo a la derecha, con letras un poco más pequeñas se leía "y Delphini".

---Recordaste mi promesa--- dijo con un nudo en la garganta, recordando aquella vez hace tantos años cuando le prometió a Tom que nunca más viviría en el orfanato y tendrían una casa con sus nombres tallados.

---Nunca la olvidaría, esa promesa me salvó de muchas noches frías--- respondió el mago, quien la abrazaba por la espalda y besaba sus mejillas, para después extenderle la delgada rama con una carita feliz tallada en ella.

Neela la tomó con nostalgia, sacando la suya con una carita seria tallada de su baúl, guardándolas en sus manos contra su pecho.

---Te prometo ahora que nuestra hija será tan feliz como nosotros no pudimos serlo, yo mismo me encargaré de eso--- dijo Tom con sus manos abrazando el abdomen de su esposa.

...

Todo el día fue ocupado para acomodar los muebles y demás cosas que habían traído consigo de la mansión Tenebrosa.

La calma antes de la tormenta [Tom Riddle y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora