JOAQUÍN
Eduardo había empacado y atado las cosas en la parte superior de la Suburban, cuando llegamos al campamento. Dijo que Dani necesitaba dormir en una cama decente esta noche y todos íbamos a ir a un hotel y luego volver a casa por la mañana. Nadie discutió con él. Creo que todos estábamos listos para una cama de verdad de todos modos. Yo casi suspiré de alivio.
Le dije a Diego que se sentara al frente con Emilio y que me sentaría en la parte de atrás junto a Daniel No estaba preparado para pasar más tiempo con Emilio en estos momentos. Lo había perdonado, pero mi corazón todavía estaba herido. Daniel había entendido y había llegado a mí y me había cogido la mano mientras me deslizaba a su lado. Había sido un viaje tranquilo.
Estábamos en el más cercano y accesible hotel, Emilio y Daniel estaban tomando nuestras habitaciones. No estaba seguro de si iba a compartir la habitación con Emilio o si se esperaba que consiguiera la mía. Tenía suficiente para conseguir una propia si la necesitaba. No había razón para ahorrar para la universidad de mis sueños. Mi papá había disparado esa esperanza hacia abajo.
Sentado en el lobby del hotel, esperaba con el resto. Todavía estaba sucio de nuestros días al aire libre y quería una ducha. Por no mencionar que estaba agotado física y emocionalmente. Emilio se acercó a mí con su mochila y la mía colgando sobre sus hombros.
—¿Necesitas conseguir algo de la bolsa de lona que Daniel y tú compartían?
—Um ... sí. Supongo. ¿Compartimos una habitación?
Emilio parecía preocupado mientras cerraba la corta distancia entre nosotros.
—Pensé que estábamos bien. No te sentaste a mi lado, pero pensé que querías verificar a Daniel.
—Eso está bien. Me estaba preguntando. Puedo conseguir mi habitación propia si es necesario.
Emilio se acercó y metió la mano en la mía. Le dejé enhebrar sus dedos con los míos.
—Te quiero conmigo.
Asentí con la cabeza y forcé una sonrisa. Se inclinó y me dio un beso en la frente.
—Voy a arreglar esto. Lo prometo. Vas a confiar en mí otra vez —susurró antes de enderezarse de nuevo y llevarme hacia el ascensor.
Nos las arreglamos todos para conseguir habitaciones en el mismo piso. Emilio deslizó la tarjeta llave en la puerta de la habitación 314 y la abrió. Tendió la mano para mí para que entrara primero. La habitación era más espaciosa que la mayoría de los hoteles en los que me he alojado pero entonces él había estado determinado que estuviéramos alojados en el Marriott en vez del motel de bajo precio al otro lado de la calle. Una cama de gran tamaño posaba en el centro de todo.
—Una cama —le dije, mirando hacia él.
—No tenían ningunas dobles disponibles. ¿Está bien?
—Claro —le contesté y tomé mi mochila todavía en su hombro—. ¿Puedo tomar una ducha primero?
La deslizó por el brazo y me lo entregó. —Por supuesto. Tómate tu tiempo. Voy a pedirnos algo de cenar.
—Está bien, gracias. Volví a entrar en el baño.
—¿Joaquín? —Su voz sonaba triste. Odiaba hacerlo sentir triste, pero no tenía la energía para hacer algo sobre ello. Estaba drenado.
—¿Sí? —pregunté y me volví para mirar hacia atrás a él. Me recordaba a un niño perdido. Su rostro perfecto estaba preocupado.
—Lo siento.
—¿Por qué?
—Por ser un idiota —respondió.
—Ya te he perdonado.
Se veía derrotado.
—¿Lo haces realmente?—Mi perdón no hace que mi corazón duela menos. Toma un tiempo sanar.
No esperé su respuesta. Cerré la puerta detrás de mí y abrí la ducha.
La luz del sol entraba a raudales por la ventana y un brazo me abrazó fuertemente mientras una pierna me había clavado en la cama. Emilio se había acurrucado contra mi espalda en algún momento de la noche anterior. Me había comido la hamburguesa que había pedido para mí y unos cuantos bocados de pastel de chocolate antes de acurrucarme tan lejos de su lado de la cama como era posible y quedarme dormido al instante. Todavía estaba de mi lado, pero Emilio estaba apretado contra mí. Estaba aferrado a mí, como una especie de salvavidas. Extendí la mano para mover su brazo para poder levantarme e ir al baño.
—No lo hagas. Por favor, sólo déjame abrazarte un poco más —murmuró en mi pelo.
—Estás despierto —contesté
—Mmmmhmmm y estoy disfrutando. Por favor, sólo un poco más de tiempo.
Sonreí por primera vez desde el incidente de Daniel.
—Todavía puedes disfrutar sin mí —bromeé.
Se quedó inmóvil durante un segundo antes de acurrucarse aún más cerca de mí y mover su mano para que su palma cubriera mi estómago desnudo donde mi camiseta se subió en mi sueño.
—No puedo disfrutar sin ti. Tú eres lo que estoy disfrutando —susurró con profunda voz soñolienta mientras tomaba un pequeño mordisco en mi oreja.
—Ah —chillé y se rió entre dientes, enviando escalofríos a través de mis brazos por la calidez de su aliento haciendo cosquillas en mi oreja y el cuello.
—Te extrañé mucho —respondió en un tono más serio.
No me fue necesario señalar que había estado con él durante tres días. Sabía lo que quería decir. Mental y emocionalmente, he estado a la defensiva desde ayer. Mi pecho no duele esta mañana y puedo respirar profundamente otra vez. Tal vez fue el hecho de que los grandes brazos de Emilio estaban envueltos alrededor de mí y me dieron un falso sentido de seguridad.
—¿Puedo ir al baño, por favor? —pregunté, haciéndole cosquillas en el brazo con las uñas.
—¿Me prometes volver?
Había planeado saltar en la ducha y prepararme. Sin embargo, por mucho que odiara admitirlo, le había echado de menos.
—Sí, si eso es lo que quieres.
—Lo quiero —murmuró en mi oído y presionó un suave beso en la sien.
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2.- YO SOY TUYO (EMILIACO) TERMINADA
FanficEl era el chico Osorio perfecto, buenos modales, todo un caballero pero no era mio, el era novio de mi primo Daniel, sin embargo luego de terminarlo por Eduardo ahora me dejaba el camino libre para conquistar a Emilio Osorio. SEGUNDA PARTE DE EL ES...