En el que por fin son felices...

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DISCLAIMER: One piece es de Goda.

ADVERTENCIAS: OCC(?), errores ortográficos, AU, capítulo largo, idioma diferente y TRAMA LENTA, REPITO , TRAMA LENTA.

Notas: Bueno, me anime ya que llegue a 100.000 lecturas en Golden Sea y Te here Ohana estuvo en el puesto #1 de Zosan ¡muchísimas gracias! uwu. Espero lo disfruten

ˏˋ((🌿))


Sentados en corro, mientras que Sanji le entregaba una cuenca de agua, un hombre moreno de gran estatura hizo presencia. Estaba usando una aterradora mascara y tenis los músculos tensionados.

—¿Cómo llegaste aquí?

Lo miró anonadada. Había llegado a la orilla con un grupo de hombres y de pronto fue interceptada por un chico bajo con alborotado cabello hollín. Parecía a punto de atacarlos con lo que parecía una lanza hasta que apareció entre los árboles una conocida cabellera rubia.

—Papá me mando a buscarte.

Al principio había sido irreconocible. Su cara antes limpia estaba ahora sucia por gruesas líneas que le marcaban las mejillas y la frente, y parecía estar usando un par de plumas y un ¿diente? como pendientes, casi como si fuera una mujer.

—Reiju por Dios, ni tú te crees eso.

Estaba muy cambiado, casi desnudo, con perforaciones y hasta un tatuaje. Fue impactante verlo de nuevo, pero no de forma positiva.

—...Yo solo sigo las ordenes de papá.

Lo había abrazado, aun así, porque lo había extrañado mucho y lo quería, pero su hermano, el hermano de hace algunos meses, parecía haber cambiado tanto que se sintió como si abrazara a otra persona.

—Sanji, ¿esta persona es tu hermana? —preguntó Zoro, con voz atronadora. Sanji suspiró y asintió.

—Si, lo es.

Viéndolos hablar sin entender ni una sola palabra, Reiju miró derredor. Altos y bronceados personajes estaban rodeándola tanto a ella como al grupo de hombres que la acompañaban, que a pesar de parecer hostiles, los había calmado con un ademán.

—¿Podemos ir a un sitio más privado? —rogó, sintiendo las pesadas miradas sobre su cabello rosa—, por favor.

Tomándolo de la mano, recibió un brusco empujón de parte del hombre peliverde. Zoro puso un brazo alrededor de Sanji y gruñó.

—¡Zoro!

—No confió en ella —rugió, estrechando su ojo. Sanji se zafó de su agarre arrugando el entrecejo y negó ante su comportamiento.

—No, ella no es dañina.

—¡Pero-

—Y debemos de hablar a solas.

Le empezaba a doler la cabeza al no entender nada. Se sentía excluida de todo lo que pasaba, como si la única extraña ahí fuera ella.

—¿Pospondrás el matrimonio?

Preguntó Nico, atenta a la conversación. El blondo miró a Zoro, que se negaba a quitarse su mascara (más por una cuestión de infringir terror y miedo) y alzando los brazos, deslizó suavemente los dedos alrededor de su careta y se la quitó.

—Claro que no —apretó las mejillas de Zoro con sus cálidas palmas y sonrió—, este imbécil y yo nos uniremos hoy pase lo que pase.

La gente de la tribu, que para ese momento estaba más preocupada por la ceremonia que por la visita improvista, clamó un grito de felicidad y volvieron a sus labores dispersándose. Nico sonrió y se llevo a Franky a rastras, que parecía atento ante la situación como cualquier mujer entrometida.

Te Here Ohana/ZosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora