Dos meses después
EVA
Miércoles, 21:33 pm.
Me di una ducha reconfortante en preparación para la noche.
Mientras el agua caliente acariciaba mi cuerpo, mi mente divagó sobre mi proceso de divorcio. En ese momento, el recuerdo de mi abogado, Matías, surgió sin previo aviso, llevándome a tomar la decisión de llamarlo y concertar una reunión para discutir mi caso.Matías: — ¿Hola? — preguntó con su característica voz grave y mis pelos se pusieron de punta porque no creí que contestaría a mi llamada.
¡Pero qué tonta si obviamente yo le había llamado! ¿Cómo no la contestaría?— Hola, soy Eva, no sé si te acuerdas de mí
Matías: — Por supuesto
— Quería preguntarte si algún día podemos quedar para que me cuentes cómo va todo
Matías: — Está bien. ¿Te parece ir a almorzar mañana? — preguntó y yo salté de la emoción.
— Vale
Matías: — Te espero fuera del edificio donde trabajo. ¿A las tres?
— Sí, a las tres de la tarde va bien. Buenas noches
Matías: — Igual — dijo y colgó.
Joder, estaba contenta, pero ¿por qué? ¿Por qué me hacía feliz saber que comería con él? No era una cita ni mucho menos, ya que yo aún estaba casada y no podía fijarme en nadie más, aun si ya no tenía ningún interés en Pablo.
Pero, ¿qué me importaba?
De todas maneras, si le era infiel era otro motivo por el que divorciarme y eso me serviría.Terminé mi ducha, me puse el pijama y me metí en la cama.
Pablo aún no llegaba, normalmente llegaba a las diez de la noche.
En los últimos meses, fingí seguir queriéndole. Seguí haciendo las cosas que me pedía para que no sospechara nada y su actitud no cambió, siempre era el mismo machista, maltratador psicológico y egoísta que antes.Jueves, 15:12 p.m.
Salí de casa y llegué al edificio, donde Matías me esperaba.
Mis piernas temblaron al verlo. No lo había visto en un mes, desde nuestra casual reunión en un bar. Y para mi sorpresa, seguía tan atractivo como la última vez.— ¿Cómo estás? — preguntó Matías mientras me acercaba a él. Su mirada recorrió mi cuerpo de pies a cabeza, lo que me hizo preguntarme si le había gustado mi atuendo.
Ese día llevaba un pantalón negro estilo Palazzo y un jersey café oscuro, perfecto para el clima cálido de mediados de junio.— Bien, ¿y tú?
Matías: — Bien, entonces, ¿vamos?
Nos dirigimos a un restaurante cercano y, aunque la intención era hablar de mi caso, la conversación tomó otro rumbo mientras disfrutábamos de la comida.
Matías: — ¿Cómo van las cosas en casa?
— Lo de siempre
Matías: — Lo siento si te incomodé con mi pregunta
— No lo hiciste.
Cuéntame, ¿desde cuándo eres abogado?Matías: — Hace seis años, desde que me gradué en Derecho. Tú, por lo que veo, trabajas en una peluquería
— Sí, ¿cómo lo supiste?
Matías: — Una vez me pasé por esas calles y te vi dentro
— Me hubieras saludado
ESTÁS LEYENDO
El Secreto De Mi Abogado
RomanceEva es una de las principales en nuestra historia. Trabaja en una peluquería y está casada con Pablo Giménez, quien le hace la vida imposible. Pero luego aparece Matías, un abogado que se encarga de su divorcio y termina metiéndose en su vida de una...