Capítulo 33: Piensa en mí cuando duermas

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EVA

Matías y yo continuamos nuestra conversación durante varios minutos, hasta que finalmente se agotó el tiempo de visita.

— No sabes cuánto quisiera quedarme aquí

Matías: — Y yo, si pudiera, te metería conmigo en la celda solo para tenerte cerca. Me aburro mucho y en las noches no he podido dormir por pensar en que me dejarías y que estabas decepcionada de mí

— Nunca lo voy a estar — afirmé con determinación.
— Y para que puedas dormir, piensa en mí, tal vez te tranquilice

Matías: — Obviamente lo haré, tú me das vida y mucha calma

— Te amo Matías y mucho

Matías: — Yo también te amo Eva

— Saldremos de esta, te lo prometo. Haré hasta lo imposible para demostrar tu inocencia y sacarte de aquí

Matías — Está bien, solo no te metas en problemas ni en peligro

— Eso será complicado

Matías: — Prométemelo

— ¿Intentarlo cuenta? — pregunté con una sonrisa.

Matías: — No, pero me vale. Te echaré de menos. ¿Cuándo volverás?

— Dentro de unas semanas o de un mes, quizás. Cuando me permitan volver

Matías: — Entonces te estaré esperando

— Y yo estaré con ansias de venir a verte — dije, y ambos sonreímos.

Matías: — Cuídate y sal a divertirte para distraerte de todo esto

— Lo pensaré, pero no tengo tiempo para eso. Además, tus hombres me están ayudando para sacarte de aquí. Ellos también te quieren, aunque no te lo demuestren

Matías: — Pues eso no lo sabía

— Ahora lo sabes. Bueno, me voy si no me echarán a patadas

Matías: — De acuerdo, no olvides cuidar eso que quiero y que tú tienes, para cuando salga tenerlo en mis manos

— ¿El qué? — pregunté haciendo una expresión inocente, y él sonrió, pero no dijo nada, solo negó con la cabeza.

Luego, salí de la prisión, y López me recogió en la puerta.

López: — ¿Cómo le ha ido, señorita?

— Bien, ahora él sabe lo que estamos haciendo y que estamos de su lado

López: — Sabe, estaba recordando que la vez en la que fuimos a buscar la grabación, recuerdo haber visto otro CD con la misma fecha que este que tenemos. Cabe la posibilidad de que este sea una copia, es decir, que no sea el original y que ellos tengan el otro

— ¿Tú crees?

López: — No estoy seguro, pero ir y averiguarlo es peligroso

— Pero sabes qué podríamos hacer. Igualmente sería peligroso, pero ¿la mujer esa se ha mudado de departamento otra vez? Algo así me dijo Bordes

López: — Efectivamente, ha vuelto al mismo que tenía antes en ese barrio pobre

— Vale

López: — ¿Qué tiene pensado?

— En ir, entrar a la casa y ver si encontramos algo que nos ayude, algún documento o algo, no sé

López: — Podríamos intentarlo. Se lo comentaré a los compañeros, pero, ¿cree que encontremos algo?

— No perdemos nada intentándolo

Jueves, 12:44 p.m.

Estábamos estacionados en un automóvil, esperando a que Mar saliera de su piso para poder entrar a su vivienda.

López: — Según lo que sabemos, no cuenta con seguridad, y ha vuelto a trabajar en la prostitución

— Me repugna que haya salido impune sabiendo que es la responsable

López: — Mire, ahí viene

Mar salió del piso con un atuendo extravagante, mostrando su cuerpo esbelto porque ya no estaba embarazada. Se subió a su Kia blanco y se marchó.

López: — Bien, debemos entrar. Rodríguez, quédate en la puerta y vigila por si vuelve. Castillo, avísanos si ves algo inusual. Bordes, acompáñanos

Los tres salimos del auto y nos adentramos en el piso, que estaba en mal estado. López usó una herramienta improvisada para abrir la puerta de la habitación, ya que no había cámaras de seguridad en el edificio.

— Busca en cualquier lugar, en cajones o donde sea

López: — Entendido

Comenzamos a buscar en la habitación, que no era muy grande, pero tenía muchos muebles.

— ¿Encontraste algo?

López: — Nada

Castillo: — Se acerca un coche blanco. Es ella

López: — ¡Maldición! Salgamos rápido

Bordes: — Señorita, baje rápido

López: — Espera, encontré algo

Bordes: — ¡López!

Castillo: — Mar y un cliente acaban de llegar, ella lo está besando y... Bueno

Bordes: — López, tenemos que irnos

Logramos salir sin ser vistos, aunque tuvimos que caminar unas cuadras antes de que Castillo nos recogiera en el coche.

13:14 p.m.

Regresamos a salvo a casa. Sabíamos que habíamos arriesgado mucho al entrar en la casa ajena, pero era necesario y valió la pena.

Leonardo: — ¿Dónde estuvieron?

— Fuimos a dar una vuelta

López: — Sí, señor. Llevé a la señorita Eva al centro comercial — dijo, inventando una excusa.

Leonardo: — Entiendo. Sabrina quiere ir de compras para la boda, y me preguntaba si López podría acompañarnos, ya que decidí no traer a mis hombres de seguridad

López: — Claro, estaré encantado de acompañarlos

Sabrina: — Hola, Eva, ¿cómo has estado? No te he visto esta mañana

— Estuve ocupada

Leonardo: — ¿Podemos irnos? Se nos hará tarde

Sabrina: — De acuerdo. Fue un placer verte, Eva

— Igualmente

Salieron por la puerta, y antes de marcharse, López se dio cuenta de algo.

López: — Casi lo olvido, señorita. Esto es lo que encontré

Me entregó varias páginas sujetas con un clip.

— ¿Sabes lo que es?

López: — Solo vi la primera página, y no estoy seguro si todas pertenecen al mismo documento, pero si es así, lamento decir que podría ser problemático

Me miró con preocupación y se marchó de inmediato.

El Secreto De Mi AbogadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora