Capítulo 12: Una parte oculta de su vida

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EVA

Lunes, 14:31 pm.

Matías me llevó al consultorio de su psicóloga, y aunque me sentía un poco nerviosa por compartir mis pensamientos con alguien que no conocía, estaba dispuesta a hacerlo por dos razones. La primera, para superar mi pasado y la segunda, porque deseaba estar preparada para la intimidad con Matías, porque era algo que me intrigaba profundamente y hace días no fui capaz de probar.

Procedimos a entrar en una sala después de que la recepcionista nos dejara pasar y nos sentamos en unas sillas de madera que había en la sala de espera hasta que nos recibió una mujer de cabello negro, Anahí, la psicóloga de Matías.

Matías: — ¡Anahí! Un gusto verte

Anahí: — Hola. Ella es Eva

— Un placer

Matías: — Quisiera que ayudaras a Eva con lo que te comenté ayer

Anahí: — Muy bien, empezaremos hoy si te parece

— Claro

Matías: — Después pasaré a recogerte. Llámame cuando termines — dijo mientras ponía sus manos en mis mejillas y me miraba a los ojos.
Y es que él no lo sabía, pero me encantaba cuando hacía eso porque me hacía sentir segura.

— Lo haré — dije y le di un beso.
— Hasta luego

Matías: — Adiós. Adiós Anahí

Anahí: — Hasta luego

Después de que Matías se fue, ingresé al consultorio de Anahí.

Anahí: — Siéntate y cuéntame cómo te sientes. Ayer Matías me contó un poco sobre lo que te sucedió, no hace falta que me lo cuentes si no quieres recordarlo, pero estaría bien que compartieras tus sentimientos

— Vale

Anahí: — ¿Cómo te hace sentir todo lo que ocurrió? Así podrás liberar todo lo que te come el alma

— Bueno, a veces el momento en el que mi ex me agredió, vuelve a mi mente aunque no quiera

Anahí: — ¿Estos episodios son frecuentes?

— No, solo en momentos específicos

Anahí: — ¿En qué momentos, por ejemplo? ¿Relacionados con lo que él te decía para insultarte?

— No, más bien en momentos físicos, porque es cuando recuerdo lo que mi ex me hizo

Anahí: — Comprendo. Sabes, Matías pasó por una situación similar hace años. ¿No te lo ha contado? Cuando su madre murió, él tenía siete años. Fue una tragedia enorme, y eso le causó tanto dolor que le costó superarlo. Con ayuda, pudo salir de la depresión y ahora quiero que tú hagas lo mismo

— Lo haré, sé que soy capaz de hacerlo

Anahí: — Se nota que eres una mujer fuerte y valiente. No todas las personas que han pasado por algo similar tienen la fortaleza que muestras. Además, tienes a Matías contigo, y él no sería capaz de hacerte daño

— ¿Cómo lo sabes? — pregunté, intrigada.

Anahí: — Porque lo conozco desde hace años. Aunque a veces parezca rudo, en el fondo no lo es. Para él, lo más importante es el bienestar psicológico de quienes lo rodean.
Quiero que sepas que estás en buenas manos

Mientras lo explicaba mi corazón se arrugó al saber los secretos de Matías y ahí entendí por qué él me tenía bastante importancia cuando pasaba por un mal momento, ya que no quería verme sufrir.

— Matías es un buen hombre, no le conozco tanto, pero estoy segura de ello

Anahí: — Sí, si lo es. Por cierto,
¿sois novios por lo que he visto?
Es que me gusta cotillear, perdón — dijo y sonreí.

— Sí, somos novios desde hace, bueno, hace días, pero estamos juntos desde casi un mes

Anahí: — Me alegro por vosotros. Se os ve felices y eso me pone feliz a mí también — dijo sonriendo.

Anahí y yo continuamos nuestra charla y después de esa conversación, me sentí más segura y comprendí mejor a Matías.

16:11 p.m.

Matías vino a recogerme después de mi cita con Anahí. Aunque la sesión había sido de solo una hora, sentí que había dado los primeros pasos en un largo camino hacia la recuperación. Cuando lo vi salir de su coche, una sonrisa se dibujó en mi rostro, y lo abracé con fuerza.

— Te amo, no sabes cuánto

Matías: — Y yo. ¿Cómo te fue?

— Bastante bien. Anahí me contó algunas cosas sobre ti

Matías: — ¿Qué cosas?

— Cosas que me hacen sentir orgullosa de ti

Le rodeé con mis brazos su cadera y le miré a los ojos mientras sonreía.
Mi cabeza estaba a la altura de su pecho, ya que yo media 1'60 metros y él era más alto que yo.

— Qué rico huele tu perfume, me encanta

Matías: — Es uno nuevo que compré hace poco, y no sabía si usarlo, pero a partir de ahora lo usaré más seguido si me dices que te gusta — dijo, y mi sonrisa se amplió.

— ¿Te gustaría ir por un helado?

Matías: — Está bien

No tardamos en dirigirnos a una heladería en la ciudad. Durante nuestra conversación, me preguntó acerca de lo que Anahí me había contado.

— Solo me dijo lo que tuviste que pasar. Lo de tu madre y me dijo que ella fue tu psicóloga

Matías: — Ella me ayudó bastante.
Estaba en la mierda en ese entonces

— A pesar de eso, fuiste capaz de superarlo

Matías: — No fue fácil, pero sí. Y tú, espero que lo hagas también

— Por ti lo haré. Eres una inspiración

Matías: — No es para tanto

— Para mí, sí. Eres mi superhéroe en todos los sentidos — dije, y sus ojos se encontraron con los míos.

Matías: — Te quiero

— Yo también te quiero





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