Capítulo 47: Noche de sexo

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EVA

Me levanté, tratando de mantener mi equilibrio y caminar con gracia, aunque mis piernas temblaban por el placer que las había debilitado.
Seguí mi camino hacia el baño, lanzando una mirada a Matías que él comprendió de inmediato.

Al llegar a la mansión, noté que en el piso de abajo había dos baños, así que entré en uno y dejé la puerta abierta, esperando a Matías. Minutos después, él apareció, cerró la puerta y lo atraje hacia mí, jalándolo de la chaqueta.

Matías: — Qué suced...

Le silencié con un beso al que no se resistió, y en respuesta, me presionó contra la pared, sin dejar de besarme. Después de compartir ese momento, solté un agudo jadeo y apoyé la cabeza en el pecho de Matías.

— No sabes cuánto deseaba hacer eesto
— mencioné, y él rio.
Luego, subió mi pierna, sosteniéndola a la altura de su cadera, pero en lugar de besarme, rozó su rostro por mi cuello, enviándome escalofríos.
— Házmelo — supliqué, pero él no actuó.

Matías: — No es que no quiera

— Entonces, ¿por qué?

Matías: — Esto es solo una prueba
— respondió, acercando sus labios a los míos y aumentando la intensidad del juguete, lo que me hizo gemir en voz alta.
— Sé que tienes ganas, pero no haré nada hasta que tengas hambre

— Pero ya la tengo

Matías: — Creo que puedes aguantar un poco más — dijo, entrecerrando los ojos, y el juguete vibró aún más.

Matías besó mi cuello mientras se frotaba contra mí, haciendo que sintiera su miembro sobre mi abdomen, el que se sentía firme.

Matías: — Si quieres esto, tendrás que esperar un poco más, ¿de acuerdo?

— Amor

Matías: — ¡Shh!

Me besó nuevamente y otra vez rozó su miembro en mi abdomen.

— ¿Hasta cuándo?

Matías: — A las diez, cuando podamos irnos. Son las nueve y media ahora

— ¡Maldición, tanto tiempo! — exclamé, y él sonrió de nuevo.

Matías: — Así es como me gustas, deseando que te la meta

— ¿Por qué no hacerlo ahora?

Él sonrió y bajó mi pierna al suelo.

Matías: — Tranquila, te compensaré más tarde

— Espera, ¿y si me corro?

Matías: — Tendrás que aguantar. ¿No eres a quien le gustan los desafíos?
— se burló.

— Te amo — dije mientras él me besaba y salía del baño.

Luego, regresamos al patio donde otro hombre se acercó y nos llevó a una mesa.

Matías: — Ella es Eva, mi novia

Valentino: — Un placer

Me dio la mano, y yo respondí al saludo.

— Lo mismo digo

Valentino: — ¡Ah, Griselda! Este es Matías, del que te he hablado

Una mujer joven de unos veinticinco años se acercó a nosotros, con el cabello corto y negro. Llevaba un vestido más ajustado que el mío, y la forma en que miró a Matías me hizo sentir un poco celosa.

Griselda: — Así que tú eres el aclamado abogado — dijo, estrechando la mano de Matías y sonriendo mientras lo miraba detenidamente.

Matías: — Un gusto

El Secreto De Mi AbogadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora