3.- El primer eslabón

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El primer eslabón

Lilith

10 años después...

La multitud grita, los tarros de cerveza pasan cerca del ring, la mujer grita algo antes de caer al suelo con su cara llena de sangre y uno de sus pómulos destrozados, pero lastimosamente soy incapaz de escuchar claro, el hombre de las apuesta anuncia algo.

Los hombres se levantan de sus lugares festejando como todos los días últimos del mes celebrando mi victoria.

En pocas palabras más dinero para sus bolsillos.

Observo como alguien saca a la mujer semi-muerta del ring mientras camino moviendo mi cabeza tronando los huesos, muevo mis brazos para hacer un chequeo rápido de algun golpe pero no obtengo nada malo. 

Bajo del otro extremo del templete blanco el cual ahora esta teñido de rojo donde me espera Asmodeo para retirar mis guantes.

Paimon me mira de pies a cabeza haciendo lo mismo que yo hice hace unos momentos.

Verificar si me encuentro bien.

A pesar de su corta edad siempre trata de protegerme al igual que sus hermanos. Sus ojos se detienen en mis pies desnudos los cuales se sienten pegajosos debido al contacto de la sangre de la mujer a la que enfrente, y finge una arcada al verlos.

Pude pertenecer a la mafia pero ambos sabemos que odia el peligro y las muertes.

—Nada mal—me felicita antes de colocar mi bata negra por mis hombros llevándome a nuestro vestuario privado.

Entro sola mientras nuestros hombres vigilan la entrada. Me deshago de mi ropa tomándome todo el tiempo del mundo para entrar a la ducha para deshacerme de la sangre de mi piel.

El pozo del infierno es famoso por sus peleas ilegales a muerte entre los hombre de La Cosa Nostra, pero siempre el último fin de semana del mes es cuando se lleva acabo las peleas de kick-boxing más famosas del mundo, artistas famosos, multimillonarios y mafioso, todos reunidos en un solo lugar para ver golpes y sangre.

Claro ¿Hay algo más excitante para las personas que ver a dos mujeres pelear en el ring? 

Al menos para mi es tocar el violín y no este espectáculo.

Después de insistir muchos años a Aamon me ha dejado pelear al menos una vez al mes para que nuestros soldatos de la mafia aprendan a respetarme, bueno eso era nuestro plan inicial aunque después los hombres empezaron a especular que los Levard me utilizaban como venganza a sus enemigos.

Idiotas, si tan solo supieran la verdad.

Solo Aamon sabe la verdadera razón por la que me deja pelear al menos una vez al mes. Hay mucha oscuridad a mi alrededor pero aquella noche el la presencio por primera vez. 

Vio como uno de los eslabones de mi cadena me asfixiaron hasta llevarme al borde.

Han pasado diez años desde que huí de Italia y me refugie en Las Vegas bajo la protección de los Levard. Al menos ellos dicen que soy una Levard pero ante los ojos de todos sigo siendo sangre italiana de la famiglia Calabria

Sangre sucia y traidora que merece la muerte al igual que el resto de sus enemigos.

Aamon y Asmodeo se han encargado de impartir miedo y terror a todo aquel que se atreva a decirme algo. Quizá ya no lo dicen pero las miradas de los hombres y mujeres de esta mafia lo dicen todo.

Me quieren muerta.

He la razón por la que estoy aquí esta noche, al principio era para demostrar que merezco estar aquí como todos. Fue una estupidez. Con el tiempo me di cuenta que no debía de demostrar nada a nadie. Y de esa manera el kick-boxing se convirtió en mi segundo refugio donde podía sacar toda esa impotencia que llevaba cargando con años, lo convertí en mi danza, convertí los golpes como si fueran palabras fáciles que salen de mi boca y me convertí en lo que soy ahora.

Cadenas de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora