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Tormenta Levard
Aamon
Por una extraña y estúpida razón no he podido de dejar de mirar a Lilith toda la maldita noche.
Ella no debería tocar para otros.
Nadie merece escuchar su talento salvo yo.
Todos estos años solo yo he sido testigo de esas notas, de su dedicación, su entrega y pasión.
El resto de la humanidad es una mierda que no merece nada de ella.
Quiero cortarle las orejas a cada uno de los presentes de esta noche.
Incluyendo al estúpido perdedor ese de Larva, que juro que me encargare de abandonar su cuerpo en el desierto.
Ella se gira quedando frente a mí tocando con sus dedos el pequeño zafiro morado.
El mismo tono de sus ojos cuando está pérdida, enojada o emocionada.
Fue difícil encontrarlo pero valió cada maldito dólar.
El collar es un zafiro morado en forma de fresa sostenido por una cadena de oro blanco con simulaciones de delgadas plumas. Lo mande a diseñar en Madagascar donde extrajeron la piedra de Vietnam.
—Esto es...—habla pero coloco mi gran mano sobre su cara para que no hable haciéndola reír.
Bendito sean los demonios que me permiten escuchar esta dulce melodía.
—No es nada dérive—me encojo de hombros antes de pellizcar su mejilla sonrojada molestándola más.
No es nada salvo que el centro joyero aseguro esta pequeña pieza como una de las más exclusivas y más caras del mundo valorándola en casi 150 millones de dólares. Pero eso no necesita saber Lilith o lo arrojara a mi pecho diciendo que es demasiado.
Nunca es demasiado cuando se trata de ella.
La conozco, desde que vive con nosotros tiene esa maldita mania de odiar las cosas de mucho valor monetario. Dice que se siente como si estuviera en deuda con nosotros.
Bueno a excepción de sus instrumentos y la ropa que Asmodeo la obliga a comprar con sus socios de Balmain, Versace, Valentino, Dior y otros diseñadores exclusivos.
Asmodeo a veces me pregunto si es alguien que forma parte de la organización de esta mafia o es un modelo de alta moda.
Lo único que sé es que es un estúpido vestido a la moda.
Pero últimamente Lilith ha estado gastando demasiado, no es que me importe el dinero pero ese comportamiento inusual me mantiene en alerta.
—Aquí están—entra el otro estúpido de mi hermano menor dejándose caer en la cama de Lilith haciendo que retroceda para alejarme de ella un poco.
Paimon.
Al contrario de Asmo el no me causa problemas, es el más tranquilo de los tres, el único con alma pura en esta mansión.
El único que no tiene sus manos manchadas de sangre.
Al menos que te metas con sus libros y su música ruidosa.
Estoy seguro que correría mucha sangre.
Pero esta vez hay algo distinto, el alcohol llega hasta mi.
—¿Esa persona es Trys? —pregunta Lilith sacándome de mis pensamientos.
No contesta
—Paimon
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Cadenas de fuego
БоевикLos Levard, un apellido respetado y temido durante años entre los hombres de la mafia. Después de una captura por parte del gobierno Sueco hacia los capos más importantes es el turno de que los herederos tomen el poder ¿El problema? Les arrebataron...
