27.- Manos de sangre

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Advertencia: El siguiente capitulo contiene violencia familiar, violencia infantil, asesinatos, sangre entre otros que puede ser fuerte para muchxs lectorxs.


Manos de Sangre

Aamon

(Ocho años de edad)

Las cosas en casa han estado más tensas de costumbre, Lucien mi hermano mayor dedieciséis años tiene cosas negras debajo de sus ojos luciendo cansado mientras come a lado de Asmo, mi padre lo lleva con el todos los días para que aprenda del negocio como futuro heredero de la Cosa Nostra.

Mi madre ha estado actuando extraño, Asmodeo y yo la hemos estado vigilando de lejos cuando ella no nos ve.

Por ahora la tensión se respira en el comedor de la mansión mientras nonna llega despeinando mi cabello tomando asiento a mi derecha para comenzar a comer.

Lucien habla algunas cosas con nuestra madre pero su tono de voz es molesto y brusco.

Lo ha hecho las últimas semanas y no entiendo la razón.

El y papá nos están ocultando algo.

La puerta se abre cuando varias voces en pasillo principal hace que todos giremos.

Mi padre entra con un bulto en sus manos y el caos se desata.

Lucien al ser el mayor y más alto trata de detener a mamá cuando levanta la mano hacia mi padre.

—¡Ese bastardo no va a estar bajo mi mismo techo!

Asmo se pone de pie asustado corriendo en mi dirección y al de nonna cuando nuestros padres comienzan a gritarse.

—¡Este niño, es mi hijo!

—¡Pero no es mío!, ¡yo no tengo porque cuidar y mucho menos alimentar a un bastardo de una de tus prostitutas baratas!

—Cuida tu maldito tono—padre avanza hacia ella agitado—. Este niño lleva mi sangre, es un maldito Levard.

—¡Esto es una falta de respeto hacia mí y hacia tus hijos! ¿Qué no te queda claro o tantos balazos fundieron tu cerebro?

Toma su rostro levantando su mirada haciendo que Lucien se haga a un lado.

—Si digo que lo vas a cuidar, es porque lo vas a cuidar, si digo que ante tus estúpidas y falsas amigas que les hagas creer que es tuyo, les dirás que es tuyo—madre aruña su brazo alejándose de el—. No se te olvide tu posición, solo eres la madre de mis hijos, solo eso. ¡No eres nadie para decirme que demonios hacer con mi vida!

—¡Vete al demonio!—madre lanza un florero en su dirección antes de correr a su habitación—. ¡Vas a pagarlo muy caro!

Mi padre comienza a llamar al personal de la mansión exigiendo algunas cosas, Lucien mira en nuestra dirección mientras nonna nos mantiene a su lado protegiéndonos.

—Madre, déjame a solas con ellos.

Ella asiente cuando mi padre toma asiento en la silla cabezal del comedor.

Lucien tira de mi cuello y de Asmo acercándonos a nuestro padre como cachorros con miedo.

—¿Qué es eso? —pregunta Asmo.

Padre quita la manta dejando a la vista un diminuto bebe.

—Él es su hermano.

—¿Otro? —se cruza de brazos Asmo mientras detallo a la cosa rara y arrugada que el sostiene en brazos.

Cadenas de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora