12.- Piel Roja

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Ultima parte del maratón

Piel roja

Lilith

Paimon y yo siempre solemos ir en representación de Aamon a las ceremonias religiosas de los integrantes de la Cosa Nostra. Ya que según Asmodeo si llegan a tocar un lugar como este es probable que todo el maldito lugar se incendie en segundos con todos dentro.

Exagerados.

Aamon me confesó días después de la estúpida historia de Asmo que ellos no asistían ya que era muy hipócrita de su parte asistir cuando había mucha sangre y vidas en sus manos a pesar de siempre ser de gente cruel que se lo merecía, sus manos y su alma estaban manchadas.

En cambio al terminar la ceremonia todos los Levard nos encontramos en el lugar que se lleva a cabo la fiesta.

En un jardín de los cientos que tiene el Caesars Palace donde los Levard, para ser exactos Aamon es dueño total del hotel.

Dejo mis cosas en la suite cambiando mi ropa por un vestido más suelto cubriendo las cicatrices de mi espalda y mi pecho.

Hoy no estoy de humor para aguantar miradas o susurros de personas de mierda que no tienen nada más que hacer que solo juzgar un cuerpo ajeno.

Muchas veces no hace falta que hablen. Una mirada dice más que mil palabras, una mirada solo basta para hacerme sentir diminuta, frágil y nerviosa.

Soy consciente que desde que he crecido hasta que me muera siempre seré juzgada por miles de miradas, las personas siempre hablan y cuando lo hacen en su mayoría solo hablan mierda.

¿Pero acaso no pueden mirar a otro lado? ¿Siempre tiene que ser a la chica Italiana de sus enemigos?

Suspiro dejando mis ondas caer por mi espalda observándome en el espejo.

No soy una persona delgada, ni de cintura de avispa como todas las chicas Italianas, mi cuerpo podría decir que es proporcional. Soy una persona alta pero mi 1.72 no es suficiente para alcanzar a Aamon o a Asmo, incluso a Paimon quien creo que es un poco más alto que yo.

Coloco mis tacones altos antes de salir de la habitación siendo escoltada por Filippo quien como siempre al verme me entrega un pequeño ramo de flores, lo coloco sobre la mesa antes de salir del lugar.

Al entrar al jardín me quedo mirando todo asombrada, el vestido blanco de la novia, las amigas o damas de la chica, el primer baile.

Suspiro melancólicamente ganándome una mirada seria de Aamon cuando llego a su lado.

La ceremonia pasa, como siempre bailo con Asmodeo y Paimon, solo con ellos evitando que otros hombres de la mafia quieran bailar conmigo.

Pero nunca lo hago con Aamon.

Nunca toco, miro o hablo directamente con Aamon.

El capo no baila, solo brinda con el novio y da sus palabras de felicitación dando como concluida oficialmente su compromiso ante los ojos de toda la Cosa Nostra.

Al terminar la chica vestida de blanco me da una mirada.

Muerdo mi mejilla bajando la mirada.

Esta es la única parte que odio de toda la ceremonia. La noche de bodas o como suelen llamarle en Italia la piel roja.

Cuando estaba pequeña escuchaba historias de las señoras que asistían a tomar té de cómo sus esposos las tomaban para marcarlas, el ritual consiste en que el esposo debe de utilizar el primer cuchillo de su matrimonio marcando la palma de la mano de sus esposas con sus iniciales tiñendo el vestido de novia de rojo.

Cadenas de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora