RED - Alice in Borderland

Recruitment

-¿Cuantas visas tenemos?-

Había pasado un mes desde que ambos ingresaron a ese lugar. 

Los juegos se complicaban a cada minuto y las personas perdían su cordura incluso antes de comenzar. El mundo era un caos. No existían reglas para nada ni nadie. Y aunque no debería pensar así, a Nakamoto le atraía eso. 

Era como si algo la estuviera llamando a cometer delitos. 

A dejar de diferenciar entre el bien y el mal. 

Shuntaro la observo intrigado. El había visto el cambio en su persona luego de estar cuatro semanas a su lado. Luego de casi morir en un juego comprendió que debía dejarla hacer las cosas a su manera. Y también dejar de jugar en las mismas arenas.

Akira se arriesgo para ganar y que él no fuera aniquilado.

No podía dejar que siguieran así si él podía evitarlo. Es por eso que se separaban en el momento que algún lugar se encendía como un maldito faro. Y se reencontraban al final de cada juego en determinados puntos estratégicos de la ciudad. Esos que conocían de memoria y que si en algún momento se perdían, sabrían donde encontrarse.

-Tengo ocho- ella le respondió finalmente -Y tu diez-

Nakamoto le saco la lengua infantilmente, logrando que sonriera divertido. Con el pasar de los días se habían hecho muy unido entre sí. Lograron una confianza e intimidad que Shuntaro no había encontrado con nadie más antes. 

Eso le gustaba. 

Después de todo, Akira era la primera persona en la que confiaba plenamente. 

Chishiya vio como se sentaba a su lado dejando en la mesa de vidrio dos papeles. Cada uno contenía los días que les quedaban antes de tener que renovar sus visas. Aunque ninguno realmente se dejaba estar. Era mas peligroso perder la cuenta que entrar a los juegos.

-Sabes...- la voz de la chica lo sacó de sus pensamientos -Hoy me encontré con otra persona de la playa.

La playa.

Una utopía según muchos. Para Chishiya y Nakamoto no era mas que un juego. Gente que se juntaba en un mismo lugar para luchar contra una causa perdida. No podían ganar en grupo y eso era sabido. Tarde o temprano alguien moriría. Era como funcionaba la vida antes. 

¿Por que iba a cambiar ahora?

-Es como si se multiplicaran- se acomodó en su lugar -Y no se que tan buena sensación me dan.

-Pienso igual -ella lo miro fijamente -Pero... ¿No sientes como si nos estuvieran buscando?-

-Yo también lo sentí en uno de los últimos juegos- confeso él -Un hombre me habló como si tuviera toda la confianza del mundo y me invitó a participar con ellos.