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El viento soplaba con melancolía, mientras que las ramas de los árboles golpeaban con gentileza las ventanas, todos los alumnos de la preparatoria nos encontrábamos reunidos en el auditorio, guardamos silencio mientras que el director hablaba a través de un micrófono.

—Como ya saben —el hombre estaba vestido de un traje café, típico de él, que para mi opinión estaba muy pasado de moda—, un alumno de esta institución tomó una fatal decisión al quitarse la vida. Nuestro deber es que nuestros estudiantes se encuentren bien, así que si necesitan ayuda no duden en ir con nuestra psicóloga —el director apuntó en dirección de mi madre, ella solo sonrió, el hombre le entregó el micrófono para que dijera unas palabras.

Ella lo Agarró y caminó al centro, quedando a vista de nosotros.

—Si tienen algún problema o solo quieren hablar de algo que les está sucediendo, pueden acudir conmigo, sin importar de lo que se trate —dijo mi madre a todos los estudiantes—, no tengan miedo o pena, todo lo que digan es confidencial, nadie más lo sabrá.

La puerta se abrió haciendo un pequeño rechinido, varios volteamos a ver con curiosidad, muchos se sorprenden al ver a una rubia con una gorra pasar, cuando llegó a la silla vacía que se encontraba a mi lado, me sorprendí al verla.

—¿Qué te sucedió? —Le pregunté sorprendido.

—No digas nada —contestó Danna un poco molesta.

Así que no volví a preguntar.

Cuando terminó la última clase, que era de educación física, tomé la mochila que se encontraba en el pasto de la cancha, mientras caminaba me topé con la figura de una chica.

—Danna —dije para llamar su atención, ella dio un pequeño brinco, no se esperaba que alguien le hablara.

—Sebas, casi me matas de un susto —dijo al momento de llevarse la mano al pecho.

—No quise asustarte, pero solo vengo a preguntarte sobre el libro que te di, tu papá ¿te dijo algo sobre el?

—No, se me olvido con todo lo sucedido. Mi papá se encuentra en mi casa, así que podemos preguntarle.

—Bien, solo le aviso a mi mamá.

Saqué el celular y le marqué, al tercer timbre ella contestó.

—¿Qué sucedió? —Preguntó al momento de contestar.

—Voy a ir a la casa de Danna para hacer un trabajo —mentí, era más fácil que me creyera que tenía una tarea que solo decirle que iría a su casa, pude ver que Danna frunció el ceño.

—¿Van a estar sus padres?

—Sí —dije al soltar el aire—, solo vamos a hacer el trabajo.

—Está bien, con cuidado, si van a ir a otro lugar me avisas.

—Sí, tranquila, ten por seguro que no vamos a ir a ningún otro lado.

—Me mandas un mensaje cuando terminen, para que vaya por ti.

—Claro —dije colgando la llamada.

—¿Trabajo en equipo? —Pregunto Danna.

—Es más fácil que crea eso, a decirle que quiero saber más sobre un libro, tal vez terminaría pensando otra cosa.

—¿Como qué? —Preguntó Danna—, oh—fue lo único que dijo al momento de bajar la mirada.

Sabía que si le decía la verdad a mi mamá no me hubiera creído y a cambio me hubiera dicho lo importante utilizar preservativos, no quería tener esa conversación. Salimos de la prepa, mientras caminamos por las calles, Danna me iba contando sobre algunas cosas, pero siendo sincero, no le puse atención a lo que decía, durante el camino me preguntaba si, ¿Danna no se había dado cuenta que el libro había desaparecido?, ¿Cómo le iba a decir que yo tenía el libro sin que me juzgara como un loco? o que pensara que me metí a su casa por la noche.

DesaparecidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora