Después de la tormenta sale el sol, pero para nosotros los habitantes de Zarca, aquel sol lo veíamos muy lejano, las desapariciones se volvieron más frecuentes, las personas decidieron dejar de salir por temor de no volver a casa, y fue notorio en las calles, algunos decidieron irse del pueblo.
Eran las dos de la tarde y las calles estaban solitarias, a esa hora, en días anteriores, se podía ver a la gente pasar, pero en ese momento parecía un pueblo fantasma, en donde las personas se esfumaron de un día para el otro.
—¿Estás segura que nos vamos a reunir aquí con Alberto? —Le pregunté a Danna.
—Sí, solo que se le hizo un poco tarde, hay que esperar —ella contestó con tranquilidad.
Estábamos en el centro del pueblo, como el día anterior habíamos dicho que iríamos por la segunda esfera nos pusimos de acuerdo con Alberto para ese, claro que mi madre no lo sabía, le mentí diciéndole que iría con Danna para estudiando la guía del examen de admisión a la universidad.
—¿Sentiste el temblor de ayer? —Preguntó Danna.
—Sí, estaba en el restaurante, ya sabes con mi mamá, Omar y su hija —contesté mirando la calle desolada, no le comenté sobre que vi a Antonio, no estaba seguro si fue mi imaginación o si en realidad era él.
—Se sintió como si la tierra estaba por abrirse en dos.
—Creo que hasta hubo personas que entraron en pánico.
—Mi madre —dijo Danna soltando una pequeña risa—. Cambiando de tema, ¿Cómo te fue en la cena?
—Bien quitando lo del temblor, hasta se ofreció para ayudarme a estudiar inglés.
—Creo que se quiere ganar tu cariño para salir con Martha.
—Hasta me pidió permiso para salir con ella.
—¿Crees que se casen? —Preguntó Danna volteándome a ver a los ojos, la miré sorprendido, aquello no lo había ni imaginado.
—No lo creo, es muy pronto para eso.
—Y si sucede, ¿Estarías a favor o en contra?
Abrí la boca para decir algo, pero un auto se detuvo enfrente de nosotros, Danna y yo tomamos nuestras cosas cuando Alberto bajó el vidrio de la ventana y nos dijo que nos subiéramos.
—Tú te vas a delante —dijo Danna cuando pasó a mi lado.
Así que me tocó estar cerca de Alberto, y no es que me cayera mal, simplemente que me daba miedo. Pasé saliva antes de abrir la puerta, al entrar y sentarme el olor al aromatizante inunda mis fosas nasales, hasta creí que apenas acababa de salir del auto lavado. Durante el camino nos quedamos en silencio, solo se escuchaban las canciones que transmitían por la radio.
—¿Sabes en dónde queda la esfera? —Preguntó Danna al ponerse en medio de los dos.
—Sí —contestó Alberto sin quitar la mirada enfrente—, lo que vi en la hoja indica que se trata un lugar en la que una vez fue parte de la laguna.
Danna se regresó a su asiento, después de quince minutos llegamos al lugar, atravesamos una cerca de púas, lo que significa que entramos a un lugar privado, fue inevitable no voltear a ver alrededor, tal vez en alguna parte alguien se encontraba con una escopeta en manos dispuesto a dispararnos.
Fue notable que una vez ese lugar hubo agua, era un triste recuerdo al ver las grietas en el suelo por la falta de humedad, aunque el lugar parecía ser reemplazado por los árboles que apenas estaban creciendo.
Caminamos por unos veinte minutos, pero con ese calor parecía que caminamos más de media hora, hasta llegamos a una colina en donde se veían varios árboles y pasto, pocos rayos de sol se filtraban por las hojas, así que era más refrescante estar en ese lugar.
ESTÁS LEYENDO
Desaparecidos
Mystery / ThrillerAntonio Lugo ha desaparecido. El pueblo de Zarca entra en pánico cuando el chico se va sin dejar ningún rastro, pero no es el único, otros habitantes como en sus alrededores empiezan a desaparecer, nadie sabe donde pueden estar. Todos piensan en un...