Desaparecidos

32

—Me alegra volverte a ver —dijo él con una sonrisa sínica, hasta sentí como mi estómago se revolví.

—¿Tú has estado detrás de todas las desapariciones? —Pregunté.

—Claro —contestó con entusiasmo, como si estuviera orgulloso de eso.

—¿Por qué lo quieres hacer?

—¿Unir los dos mundos? —asentí con la cabeza—, porqué yo soy el rey del mundo de los muertos, y pronto lo seré de este.

—¿De qué estás hablando Antonio?

—Soy Kisin —al escuchar eso sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo—, y no estoy loco, te contaré todo.

»Hace tres veranos Antonio iba por la carretera junto con su padre, regresaban de la ciudad, cuando de repente vieron algo, Francisco intentó esquivarlo, pero chocó contra la entrada del pueblo, destruyendo aquella estatua que protegí al pueblo y cayeron al vacío.

»Todos se preguntaban ¿Cómo es que habían sobrevivido a tal fatal accidente?, que había sido por un milagro, pero la respuesta es que esa noche ellos murieron —al escuchar aquellas palabras abrí los ojos, eso no podía ser verdad—, la única forma de regresar al pueblo era apropiándome de un cuerpo, y lo hice, yo me apropié del cuerpo de Antonio, mientras que otra alma la de Francisco, además de que la protección había sido rota.

—Eso no puede ser posible yo hable la otra vez contigo, haciendo el ritual...

—Del espejo —me interrumpió, pude ver como una sonrisa de lado se dibujó en su rostro—. Ese ritual es para comunicarse con las almas, con personas que han muerto.

Me quedé en shock al escuchar aquello, apenas lo había comprendido. Me comuniqué con el alma de Antonio, él me quería advertir sobre algo, era sobre Kisin y yo lo entendí totalmente diferente, pensé que me estaba diciendo que se encontraba con vida.

—Hasta tú mismo te diste cuenta de que había algo raro con Antonio —dijo, y era verdad, al entrar a la prepa pensé que había decidido cambiar, creí que quería ser más popular.

—¿Por qué esperaste tres años para hacerlo?

—Tenía que recuperar fuerzas, además de que estaba preparando algunas cosas, para ser sincero, era un poco divertido hacerme pasar por un adolescente.

—¿Por qué robaste el dinero? —De repente me llegó aquella duda, si es un demonio ¿Por qué necesita dinero?, y más si Francisco trabaja para él.

—Por diversión —contestó cínicamente.

—¿Por diversión dejaste que me culparan por ello?

—Claro, nunca me caíste bien, así que lo hice para fastidiarte. Eran mis últimos días como un adolescente, así que lo aproveche.

Bajé la mirada, no sabía si eso era lo que pensaba solo Kisin o también Antonio.

—¿Qué es lo que quieres de mí? —Pregunté.

—Ya lo tengo —volteé a verlo—, para ser sincero no pensé que tu fueras el responsable de mis dolores de cabeza, nunca me imaginé que serías quien buscaría las esferas. Gracias por facilitarme las cosas. ¿Tienes más preguntas?

—¿Por qué fingiste un suicidio?

—Al desaparecer todos me empezaron a buscar, el pueblo entero buscando al hijo menor de uno de los hombres más importantes, así que la solución que encontré fue fingir la muerte, y no solo para él, si no para los demás y fue una increíble idea.

—¿Tú los mataste? —Pregunté, la voz me temblaba un poco.

—Claro, las personas que no me servía los mataba y fingía que ellos mismo lo habían decidido terminar con su vida.