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Vi con detenimiento el pedazo de papel que se encontraba enfrente de mí, me mordí el labio inferior intentando que dejar de temblar.

—Quiero que les entreguen el recado a sus padres —dijo la profesora Rocío mientras entregaba las hojas de papel—, desde hoy en adelante quiero que vengan y regresen a sus casas acompañados, si sus padres no pueden, acompáñense entre ustedes, eviten estar solos por las calles.

Miré la butaca de adelante, en donde se suponía que tendría que estar Danna, pero estaba vacía, ella ha desaparecido. Desde el día de ayer no se sabía nada de ella y ni de mi padre, pero no fueron los únicos, por lo menos otras dos personas desaparecieron en los municipios cercanos, nadie sabía quién era el siguiente, además que empezaron a aparecer cuerpos con signos de tortura.

—Si llegan a ver algo raro no duden en llamar al número que aparece en la hoja —siguió hablando la profesora—, todo será anónimo así que no tengan miedo, pero por favor que no sea de forma de broma.

—¿Es cierto lo que dicen? —Preguntó Sofía, una compañera de clase, la profesora la miró con el ceño fruncido—. ¿Se van a cancelar las clases antes de que termine el semestre?

—Es algo que todavía se está considerando, ustedes al ser de último semestre siempre terminan antes para que sus papeles estén listos para que los entreguen a la universidad, no se preocupen de eso.

—¿Cree que se va a hacer la fiesta de graduación? —Preguntó Viviana.

—¿Es enserio? —dije, ella me volteó a ver, al igual que los demás—, te preocupa más una maldita fiesta que lo que está pasando.

—Sebastián, no seas grosero con tu compañera —dijo la profesora Rocío.

—¿Por qué les preocupa tanto una fiesta en vez de lo que está pasando?, no sabemos si la siguiente persona en desaparecer seremos nosotros.

—Sé que es triste lo que está pasando —dijo Viviana falsamente—, pero eso no nos tiene que impedir hacerlo, además, no es mi culpa que tu papá y tu única amiga hayan desaparecido.

—Tienes razón, no es tu culpa, no es la culpa de nadie —dije al momento de levantarme de la butaca y salir.

No hice caso a los llamados de la profesora Rocío, caminé hasta llegar al baño, me encerré en un cubículo y solté un grito de desesperación esperando a que eso me ayudara, el único responsable de que hayan desaparecido mi padre y Danna era yo, si no me hubiera puesto con la idea de buscar las esferas para encontrar a Antonio.

Sentí como mi celular vibró, así que lo saqué del bolsillo de mi pantalón y vi que era un mensaje de Ana.

Ana:

Hola, me acabo de enterar lo de Danna y de tu papá, ¿Cómo estás?

Solté un suspiro y me limpié las lágrimas, todo eso me tenía mal.

Yo:

Mal, todo esto pudo haber sido evitado si no hubiera tenido la idea de buscar a Antonio.

Ana:

No es tu culpa. Pronto volverán, te lo aseguro.

Ella no tenía idea de todo lo que estaba pasando, quisiera que fuera así de fácil.

Yo:

Por favor, cuídate y no salgas de tu casa sola.

Ana:

Tú también, cualquier cosa que necesites no dudes en decirme.

Estaba por guardar mi celular cuando me llegó otro mensaje, pero ahora de Alberto.

DesaparecidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora