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—Okay, creo que ya estoy entendiendo todo —dijo Ana.

Estábamos en el auto de Alberto en camino a donde creíamos que se encontraba la siguiente esfera, durante el trayecto le contamos todas las suposiciones que teníamos y por qué queríamos encontrar la siguiente esfera.

—Todo te ha de sonar muy descabellado —dijo Alberto sin quitar la vista de la carretera—, también lo pensé al principio, pero al ser testigo de las cosas que están pasando cambie de opinión.

—Siendo sincera, si solo uno de ustedes me lo hubiera contado creería que está drogado, al escuchar que piensan que todo esto es causado por un demonio, y que posiblemente con esto vamos a hacer los héroes de la historia, suena muy irreal.

Lo dicho por la chica hizo que me sintiera un poco estúpido por haber hecho todo eso, por algunos momentos llegue a creer que eran puras coincidencias.

—Ana, ¿tu padre sigue trabajando en SEMEFO? —Preguntó Alberto a la chica, viéndola desde el espejo retrovisor.

—Sí, ¿Por qué la pregunta? —Contestó ella frunciendo el ceño.

—Sabes si él fue al lugar en donde mi hermano, ya sabes... —dijo Alberto sin terminar la frase, pero los tres sabíamos a lo que se refería.

Lo único que no le habíamos comentado a Ana, eran nuestras sospechas de que Antonio todavía se encontraba con vida.

—No fue —contestó Ana a la pregunta del castaño—, él se enteró por la mañana, según lo que le comentaron es que fueron otras personas, no sabe exactamente de donde, pero se le hizo raro, ya que ellos son los encargados de hacer el peritaje y levantar el cuerpo de esta zona.

Al escuchar eso, los tres nos quedamos en silencio, era una confirmación a lo que habíamos estado sospechando sobre Antonio, era notable que Alberto se quedó pensando en algo durante la mayor del camino, y como no, si se trataba de su hermano menor que probablemente estaba secuestrado por su propio padre, o eso era lo que yo pensaba.

—Ahora estoy más seguro de mis sospechas —dijo Alberto agriamente.

—¿Qué sospechas? —Preguntó Ana con el ceño fruncido.

Danna y yo la volteamos a ver, como me encontraba en el asiento del copiloto me tuve que poner de lado para verla mejor.

—No estamos seguros del todo, pero sospechamos que Antonio se encuentra con vida —contestó Danna, al escuchar aquello Ana frunció más el ceño.

—¿Por qué lo sospechan?

—Creo que lo vi hace un par de días —contesté desviando la mirada de ella—, además de otras cosas.

—¿Cómo cuáles?

—Todo lo que está relacionado con su muerte es muy raro —contestó Alberto.

Nos quedamos en silencio, reflexionando todo lo que habíamos estado comentado hasta el momento. Alberto detuvo el auto en la entrada del bosque, en donde escapamos cuando aquellas sombras nos estaban siguiendo, al ver este lugar hizo que pasará saliva.

Bajamos del auto y Alberto caminó hacia la cajuela para abrirla, de ella sacó unas palas la cual nos entregó una a cada uno, después de nuestra fallida búsqueda, Alberto decidió irse prevenido.

—Te seguimos —le dijo Alberto a Ana, al momento de cerrar la cajuela.

La chica asintió con la cabeza y empieza a caminar por un sendero, acompañada de Danna. Desde que nos vimos con la castaña, ella y mi amiga pareció que se llevaron bien, así que durante el camino hablaban entre ellas.

DesaparecidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora