Al abrir la puerta lo primero que me recibió fue el frío del aire acondicionado, caminé hasta llegar a la sala de lectura, en la primera mesa vi a Danna, Alberto y Ana, quienes me están esperando.
—Hola —saludé al sentarme en una silla desocupada, quedando enfrente de Danna y a un lado de Alberto.
—Hola —saludaron los tres al mismo tiempo.
Desde que pasó lo del bosque no había hablado con Alberto, ni con Danna, ella me evitaba en la escuela.
—¿Por qué dicen que saben en donde se encuentra la tercera esfera? —Pregunté frunciendo el ceño—, ¿No íbamos a dejar todo esto?
—Sé que íbamos a dejar todo esto, pero el día de ayer encontramos algo —dijo Danna intercalando la mirada entre Alberto y la mía.
—¿Qué tipo de cosas? —Pregunté.
—Esto —Danna me entregó unas hojas, al desdoblarlas me sorprendió al ver lo que tenía adentro.
Saqué el diario de mi mochila y busqué entre las páginas hasta que las encuentro, aquellas hojas que Danna me dio encajan perfectamente con los restos de las que fueron arrancadas, alce mi mirada hacia ella.
—¿En dónde las encontraste? —Pregunté.
—No fui yo, fue Ana —contestó, desvié la mirada hacia la chica que se encontraba a su lado, ella sonrío.
—Estaba acomodando algunos libros que se encuentran en la bodega, casi todos son antiguos, cuando moví algunos de ellos cayeron esas hojas —dijo Ana mirándome a los ojos—, Danna fue la única con quien me pude comunicar.
Miré nuevamente las hojas, eran cinco en total, pero tres de ellas llamaron más mi atención, estaba escrito sobre cada esfera, y la ubicación en las que fueron escondidas por el dueño del diario. Todo eso hacía que me hiciera varías preguntas, ¿Quién era la persona que había dejado las notas en mi casa?, ¿Por qué algunas de las hojas faltantes se encontraban en la biblioteca?, pero en especial, ¿Por qué yo me había encontrado el diario y siempre que lo desechaba regresaba a mí?
—¿Creen que se encuentra en ese lugar? —Preguntó Danna haciendo que saliera de mis pensamientos.
—Solo hay una forma de averiguarlo —dijo Alberto al ponerse de pie—, es ir a donde indica, ¿Vienen?
—Yo voy —dijo Danna—, ¿Quieres ir Ana?
—Claro, no tarda en llegar mi compañera.
—¿Qué hay de ti Sebas?, tú eres quien está a cargo de toda esta investigación —dijo Alberto alzando una ceja.
—Bien vamos —contesté, puedo ver como una sonrisa se le dibujó.
†
Después de media hora de trayecto llegamos a un cerro, teníamos que subir por lugares que nunca había visto, hasta llegue a creer que muy pocas personas estuvieron en ese lugar, había mucha maleza que hacía difícil avanzar, los árboles eran muy diferentes a los que se encontraban en Zarca.
Seguimos las instrucciones que estaban escritas en la hoja, aunque los árboles también nos ayudaban, debido a que en los troncos se encontraban marcas haciendo que no nos perdiéramos, tal vez eran las marcas que dejo la persona que escondió la esfera.
—Que lindas flores hay aquí —dijo Danna estando detrás de nosotros.
—Creo que no deberías estar haciendo eso —dijo Ana—, no sabes si se tratan de plantas venenosas.
—No creo, son muy bonitas como para que lo sean, además huele muy bien.
Volteé a ver a Danna, ella traía una flor color rosa, la cual me era muy familiar, hasta que recordé en donde las había visto. Saque el diario y busque entres las páginas, abrí los ojos al darme cuenta de que planta se trata.
—Danna —dije ella me volteó a ver—, según lo que está escrito en el libro, es una clase de flor que no existe en este mundo —ella frunció el ceño, como si no entendiera—, si es venenosa.
Al escuchar eso ella soltó un grito y dejó caer todas las flores que tenía entre las manos.
—¡Me voy a morir! —dijo Danna.
—Hey, tranquila a ver qué está escrito —dijo Alberto al agarrar el libro de mis manos—, no es para nada de qué preocuparse.
—¿Enserio? —Preguntó Danna, en su voz se notaba lo angustiada que estaba.
—Sí, o por lo menos si eres alérgica.
—Oh no, creo que si me voy a morir.
—Según eso es como una droga, así que no es algo para preocuparse.
—Ay, mi mamá me va a matar si se llega a enterar —dijo Danna, se notaba que se encontraba asustada—, me tengo que producir el vómito.
—Danna —dijo Alberto al tomarla de los hombros—, eso solo funciona si lo consumiste, tu prácticamente lo tocaste y oliste, no creo que pase nada. Falta poco para llegar, así que hay que seguir avanzando, si en un momento te sientes mal, solo dinos.
—Está bien —dijo Danna más tranquila.
Seguimos caminando, Alberto y Danna iban adelante de nosotros.
—¿Crees que están saliendo? —Preguntó Ana en voz baja.
—¿Te refieres a Danna y Alberto? —Dije, ella asintió, los dos iban tomados de la mano, tal vez solo era una muestra de amistad, pero desde hace tiempo que había notado que se comportaban de una forma diferente—. Lo he estado sospechando, talvez si estén saliendo.
—¿Qué opinas de eso?
—Está bien, creo que a ella le ha gustado desde hace tiempo —dije con una sonrisa, Ana hizo lo mismo.
Al pasar los minutos, notamos que Danna se encontraba más alegre, en ocasiones se reía de la nada, es como está escrito en el diario, era notable que se encontraba drogada. Después de caminar por varios metros nos detuvimos afuera de una cueva.
—Creo que es aquí —dijo Alberto—, se encuentra dentro.
Sacamos nuestros celulares y prendimos la linterna, aunque el lugar era lo bastante ancho como para estar los cuatro adentro, se llegaba a sentir muy claustrofóbico.
—Mira piedritas de chocolate —dijo Danna al agacharse y tomar un puñado de tierra, estaba a punto de meterlo a la boca cuando Alberto la detuvo.
—No es chocolate —Alberto hizo que Danna soltara la tierra.
Nos adentramos más adentro de la cueva, agradecí que no hubiera otras cámaras como para escoger, solo caminamos derecho. Hasta que llegamos a una pared de rocas, buscamos en todos lados, pero no había nada, solo una formación de roca en forma de meza, que se suponía que tendría que estar ahí, al acercarme noto que había una nota.
"Muy pronto iremos por las otras dos, no lo tomes como una amenaza, sino como una advertencia"
—Alguien ha venido por ella —dije, Alberto agarró el papel.
—Mierda —maldijo Alberto.
—Entonces es cierto lo de las esferas —cuestionó Ana sorprendida, los tres nos quedamos viendo entre nosotros.
Una parte de mi estaba escéptico de que eso era verdadero, pero con esa nota confirma todo.
—Tenemos que buscar quien se lo ha llevado —dijo Alberto exaltado—, tenemos que encontrar a mi hermano como las demás personas que han desaparecido.
—Es mi culpa —dijo Danna, los tres la volteamos a ver, ella tenía la mirada perdida.
—No es tu culpa, alguien más llegó antes que...
—Es mi culpa de que Antonio esté desaparecido —Danna interrumpió a Alberto.
—¿A qué te refieres? —Pregunté con el ceño fruncido.
Danna alzó la mirada y me miró, una lágrima salió de su ojo derecho.
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Desaparecidos
Mystery / ThrillerAntonio Lugo ha desaparecido. El pueblo de Zarca entra en pánico cuando el chico se va sin dejar ningún rastro, pero no es el único, otros habitantes como en sus alrededores empiezan a desaparecer, nadie sabe donde pueden estar. Todos piensan en un...