Desaparecidos

14

Vi a Danna a dos metros alejada de mí, cuando ella me vio apretó los labios y desvío su mirada, noté que se encontraba incómoda. Caminó hasta llegar a donde estaba.

—Sebastián maña...

Saque el libro de mi mochila y se lo enseñé, ella abrí los ojos de sorpresa.

—¿Por qué lo tienes? —Preguntó con el ceño fruncido—. Acaso, ¿entraste a mi casa por la noche?

—Claro que no, siempre regresa a mí —dije mientras caminábamos para ir a nuestro salón—, una vez intenté deshacerme de el cuándo fui a la laguna, ahora ¿me crees?

—Siendo sincera es algo crazy.

—Pero eso no es lo único, por la madrugada, después de que apareció el libro, salí al baño y cuando regrese, la ventana de mi habitación estaba abierta y unas hojas se encontraban encima del escritorio, pero lo más raro fue que cuando cerré la ventana, vi hacia fuera y estaba uno de esos sujetos que vimos en el bosque me pareció que esta viendo hacia mi habitación.

—¿Crees que fueron ellos los que te dejaron las hojas?

—No lo sé. Pero en lo que sí estoy seguro es que esas personas tienen algo que ver con todo lo que esta sucediendo—dije al mirarla—, le tenemos que comentar esto a Alberto.

—¿Estás seguro?

—Sí, está relacionado con su hermano, tal vez él nos pueda ayudar a entender algunas cosas, pero no tengo su número para decirle.

—Espera un momento —dijo Danna al sacar su celular del bolsillos de su sudadera.

—No sabía qué tienes su número.

—Claro que no, pero lo sigo en Instagram, mira —dijo al momento de enseñarme su celular—, ¿Qué le mando?

—Escríbele que si nos podemos ver hoy, porque le tenemos que decir algo importante.

Danna escribió algo en su celular, al llegar al salón nos sentamos en nuestros mismos lugares, me llevé uno de mis dedos a la boca y empiece a morder una de mis uñas, si era algo asqueroso, pero era una manera de calmar mi ansiedad. Escuche que el celular de Danna vibró, ella lo tomó y me volteó a ver.

—Me escribió que si puede y que nos ve a las dos de la tarde en la cafetería que está a un lado del centro —ella leyó el mensaje.

—Contéstale que está bien.

—Oki.

Danna mandó el mensaje, cuando la maestra entro todos pusimos atención a la clase, nos dejó hacer un resumen de una lectura del libro, mientras subrayaba lo  más importante sentí como mi butaca se movió levemente, volteé a ver a mi alrededor, pero todos estaban concentrados haciendo la actividad.

No le di importancia y seguí subrayando lo que encontraba importante de la lectura, en ese momento pensé que solo se trataba de mi imaginación. A la hora del receso fui a la oficina de mi madre, al ver la puerta abierta entré.

—Hola —saludé al verla.

Ella alzó la mirada de la computadora para verme, sonrío en forma de saludo, camine hasta una de las sillas que se encontraba enfrente de ella.

—¿Qué sucede? —Preguntó.

—Vengo a preguntarte si me dejas ir a la cafetería que se encuentra cerca del centro, voy a ir con Danna.

—Sebastián dime la verdad, ¿ella y tú están saliendo? —Preguntó, al escuchar eso abrí los ojos por la impresión.

—No, solo somos amigos —contesté un poco avergonzado.