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—¿Por qué dices que Antonio desapareció por tu culpa? —Pregunté.

Danna estaba enfrente de mí, decidimos salir de la cueva, adentro sentíamos que nos hacía falta el aire, aquello que había comentado Danna nos tomó de sorpresa a Alberto y a mí.

—Porque el día que desapareció me enteré de algo —Danna toma aire, como si le costaba pronunciar las palabras—, que no le va a gustar a Sebastián. Era notable que todavía no le pasaba el efecto del veneno de la flor.

—¡¿Por qué no me va a gustar?! —Pregunté molesto.

—Tranquilo —me dijo Alberto, intentando calmarme, pero ¿Cómo quería que lo hiciera? —. Danna dime porque a Sebastián no le va a gustar —él puso sus manos sobre los hombros de Danna intentando que lo viera.

—Por culpa de Antonio todos creen que Sebastián robó el dinero de la fiesta cuando inició el semestre.

Al escuchar eso me quedé en Shock, Antonio mi mejor amigo había robado el dinero y dejo que me juzgaran como un ladrón, ¿Por qué?

—¿Estás segura de lo que estás diciendo? —Le preguntó Alberto a Danna.

—Sí, el día en que el desapareció confirmé mis sospechas, él enterró el dinero detrás de los salones y el viernes antes de que desapareciera lo desenterró, le pregunté si ese dinero era el de la fiesta y me contestó que sí —Danna empezó a soltar algunos sollozos.

Todo lo que dijo Danna me tomó desprevenido, nunca imaginé que Antonio me haría eso, más que nunca quería encontrarlo para saber la verdad. Danna me tenía que explicar muchas cosas, pero como se encontraba drogada era imposible.

Decidimos regresar, no queríamos que la noche nos llegara estando en pleno cerro, Alberto tuvo que cargar a Danna, la cual estaba sobre su espalda, se empezó a sentir mal, al punto que no podía caminar.

—¿Te encuentras bien? —Me preguntó Ana.

—Sí, no, la verdad es que no lo sé —contesté soltando un suspiro—. Todo esto es muy complejo de analizar, se supone que Antonio es mi mejor amigo o lo era, ¿Por qué me hizo esto?

—Tal vez tenía una razón para hacerlo.

—¿Qué tipo de razón?, Alberto y él son hijos de una de las familias más adineradas de Zarca, si Antonio necesitaba todo ese dinero su padre se lo hubiera dado con gusto.

—Tal vez él tenía sus razones para hacerlo, sé que no es una justificación por lo que hizo, pero, tal vez es por esa razón se fue, ¿recuerdas lo que te dije cuando nos encontramos en tu prepa?

—Sí —contesté soltando un suspiro—, que las personas desaparecen después de que algo malo les pasó.

—¿No crees que posiblemente a él le sucedió algo y por eso lo hizo? —Tal vez Ana tenía razón y algo sucedió para que él lo hiciera, los rumores podían ser ciertos y él huyó por tener problemas con alguien y su padre no le pudo ayudar—. ¿No le has preguntado a Danna?

—No, después de lo sucedido en el bosque con Clarissa ella me dejó de hablar.

—Creo que es el momento de preguntarle.

Ana tenía razón, Danna me tenía que decir todo lo que sabía, pero le tenía que preguntar cuando ella se encontrara mejor.

Al llegar al auto de Alberto le ayudé a acomodar a Danna en los asientos traseros, ella se encontraba todavía dormida, yo me senté en la parte del copiloto. Mi mente estaba hecho un lío, todo lo que me acababa de enterar, más las preguntas que me surgieron y que descubrir que era cierto lo que estaba escrito en el diario sobre las esferas, hizo que me doliera la cabeza.

DesaparecidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora