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—¿Por qué tú padre va a pasar por ti a la cafetería? —Preguntó mi madre al cruzar los brazos.

—Me dijo que tiene algunas cosas que hacer —contesté mientras hacia la tarea—, y por eso es más fácil para él ir a comer ahí.

Ella seguía en la misma posición viéndome desde la puerta de mi habitación. Se suponía que mi padre tuvo que pasar por mí un día antes, pero como las veces pasadas, él tenía algo más importante que hacer.

—Y después, ¿Qué van a hacer? —Preguntó al acercarse más.

—Lo voy acompañar a comprar algunas cosas que necesita.

—¿Llegarás hasta tarde?

—Sí, creo que en la noche.

—Bien, iré al super, me llamas si necesitas algo, te cuidas.

Me despedí de ella antes de que saliera de mi habitación, cuando el reloj marcó las doce del medio día, salí de mi casa y caminé hasta la cafetería que nos pusimos de acuerdo para vernos, estaba a una cuadra en llegar, cuando mi celular sonó al recibir una llamada, así que contesté al ver de quien es.

—Hola papá —dije al contestar.

—Hola hijo, no voy a poder ir —dijo él al soltar un suspiro—, me surgieron algunas cosas a último minuto.

—Entiendo, no te preocupes.

—Te prometo que para la próxima semana vamos a algún lugar, tu decides a donde.

—Está bien, lo voy a pensar —dije, nos despedimos y colgué la llamada.

Volteé hacia el cielo y suelte un suspiro, al final tenía que regresar a casa, no era algo que me agradaba mucho. Volteé a mi derecha, en donde se encontraba la entrada del bosque.

Recordé la foto en blanco y negro del árbol, en el que Antonio había terminado con su vida, era probable que encontrará alguna respuesta en aquel árbol, no perdía nada en ir, además que todavía era temprano.

Sin pensarlo dos veces, caminé hacia la entrada. Durante el trayecto, solo vi a unas pocas personas que pasaban en sentido contrario, los árboles se movían con gentileza provocado por el viento.

Con cada diez paso que daba, me era inevitable no voltear hacia atrás, sentía como si alguien me estuviera siguiendo entre los árboles, hasta creí que me estaba volviendo todo un paranoico por lo sucedió en el campamento.

Me desvié del camino principal, si no conocías la zona y decidías ir por otro, era muy probable que te perdieras. Subí por una pequeña colina, hasta llegar a un lugar plano, mi estómago se revolvió al ver aquel árbol grande, el último lugar en donde Tony estuvo.

Con cada paso que daba, sentía como mi corazón palpita más fuerte, como si estuviera listo para correr, sentía una mezcla de miedo y nervios.

Al estar más cerca, examiné con atención el árbol, tenía una pequeña placa en donde se encontraba resumido la historia que había sucedido en el, estando cerca del tronco, volteé hacia arriba pude ver lo alto que era, algunas ramas ya se encontraban secas, era probable que ya estaba a punto de morir.

Rodeé el tronco en búsqueda de alguna pista, para que me ayudara a entender que era lo que estaba pasando, cuando algo brillante llamó mi atención, fruncí el ceño y volteé a ver a la rama que se encontraba arriba de mí.

—Pero ¿Qué es eso? —Me pregunté a mi mismo en voz baja al ver una clase de esfera colgada en una rama.

Busque la forma de subir, con ayuda de cada rama y uno que otro hueco que había en el tronco comience a escalar, pero me arrepentí al darme cuenta de mi mala condición física, llegue hasta una rama lo suficiente fuerte como para que soportará mi peso, arriba se encontraba una esfera de color plateada.

DesaparecidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora