Capítulo VII . III

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He escuchado tus ruegos desde la penumbra.


Sentía el corazón palpitarle con fuerza, y un poco de nauseas, realmente estaba ansiosa por lo que estaba a punto de hacer. Kaito la había acompañado a llegar hasta aquella iglesia, pero no podían entrar juntos, debido a que estaba a punto de reunirse con el clan de cazadores de vampiros que conoció a finales de otoño; y que, la llevaron a intentar que se uniera a ellos, aprovechándose de su confusión y roto corazón, además de la preocupación que tenía por sus amigos. Pero ahora entendía y era diferente, se trataba de una comunidad dónde habían vampiros buenos y vampiros malos, tal y como los seres humanos.

En el tiempo que estuvo con ellas, pudo darse cuenta de que eran buenas personas, pero no conocían nada más allá, fueron educadas para cazar vampiros, viéndolos a todos como viles chupadores de sangre que debían ser exterminados. Ella estaba ahí para intentar convencerlos de trabajar juntos contra Junko, e intentar hacerles ver que no todo era maldad, que no todos debían ser "exterminados". Aunque para ella, exterminar era una palabra muy fuerte, sentía que debía haber otros medios de poder detener a los vampiros, no sólo quitándoles la "vida".

—¿Estás bien? —le preguntó su novio. Notó su preocupación enseguida y le respondió con una pequeña sonrisa y asintiendo con su cabeza.

—Estaré bien, no me harán daño, pero dudo en si podré convencerlas.

—Podrás hacerlo, lo imposible es posible, creo en ti —le animó Kaito con una cálida sonrisa que la llenó de confianza, siempre había sido una persona positiva, pero en momentos como ésos, Kaito la llenaba de mucha más confianza y no dejaba que cayera—. Entonces, a partir de aquí te dejo sola, no puedo entrar sino me liquidarán —bromeó un poco, provocando que Kaede se riera. Entonces procedió a despedirse y alejarse, dejando rastros de huellas por la nieve que había caído anoche.

«¡Bien, vamos a entrar!»

Con más animo, procedió a caminar hasta el portón, el cuál se abrió solo, luego de fijarse que había una cámara viendo quien entraba, imaginó que verificaron su identidad. Se dirigió hasta la entrada de la gran iglesia, el cuál, antes de tocar la puerta se abrió y fue recibida por un hombre muy alto y corpulento con un traje elegante, dándose cuenta de lo raro que se veía porque estaba descalzo.

—Usted debe ser Akamatsu Kaede —se dirigió el joven de lentes con una cálida sonrisa—. Mi nombre es Gonta Gokuhara, un placer.

—Un placer... ¿Pero cómo conoce mi nombre? —preguntó un tanto sorprendida.

—Angie-san nos dijo que hoy vendría, fue avisada por Atua —informó. Aún no lograba entender del todo aquella religión proveniente de Polinesia, sólo sabía que su Dios era llamado "Atua", y los miembros de ésta iglesia eran entrenados para cazar vampiros, por ende utilizaban armas especiales, su forma de lucha era balanceada con la velocidad de un vampiro, todo lo pudo presenciar en la guerra de luna nueva. Entrenó por semanas con Angie, Himiko y Tenko, pero le faltaba mucho más tiempo para alcanzar el alto nivel de ellas.

Tsumugi se había infiltrado y aprovechó la oportunidad de llevarse a su arma secreta, Kiibo, un robot que se haber sido visto por Miu, se habría emocionado por tanta tecnología. Ahora que había pasado tiempo desde la guerra entre vampiros y la iglesia, y el despertar de Junko, volvía para pedirles ayuda y se unieran a su causa. Gonta, el joven alto y adorablemente corpulento que la recibió no estaba la última vez, quizá recién habría llegado como refuerzo, porque ésta guerra aún no acababa.

Know under skin [Kaito x Kaede] + [Irouma/Saimaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora