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Todo su mundo se derrumba al escuchar el transcurrir despiadado de las horas
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A Maki le costaba demostrar sus sentimientos, no sabía cómo, nunca le enseñaron. Todo lo que sabía era asesinar, por eso pensaba que la vida como vampiro le iba de maravilla; sin embargo, desde que fue convertida por Kaito, esos días habían quedado atrás. Ella no era como Kokichi, quien sin humanidad alguna, mataba a sus víctimas y las dejaba tiradas en el bosque. No, Maki guardaba su humanidad en lo más profundo de su corazón, era lo único que la hacía sentir más cerca de Kaito.
Desde que lo conoció, el vampiro siempre intentó mantenerse cerca de ella, y, con el tiempo, Maki lo fue aceptando en su vida, la de ojos rubí poco a poco empezaba a desarrollar un sentimiento más fuerte hacia Momota; y todo parecía estar bien, hasta que Ouma intervino, aquélla noche en que se enteró que Kaito era vampiro. No era de ocultar que Kokichi era un creador posesivo; odiaba que Kaito se acercase a los humanos, y hacía lo posible porque se alejase de ellos, no sin divertirse antes, por supuesto.
Kokichi actuó, hizo que la organización que había "adoptado" a Maki para ser asesina, la encontraran para matarla por haberlos dejado. Harukawa se había defendido, pero habían sido demasiados los que la atacaron. Resultó gravemente herida, y justo cuando pensó que todo acabaría, Kaito apareció nuevamente para que viviese un día más. Esa noche pudo ver la verdadera fuerza de Kaito, sus largas garras, grandes colmillos y unos ojos rojos llenos de ira. Maki temió esa noche de él, pero no por eso dejó de confiar.
—Estás herida, Harumaki —le dijo su amado Kaito en tono de preocupación.
—Estoy bien... sólo... —Maki no pudo seguir hablando, puesto que empezó a toser sangre.
—¿Qué harás Kaito-chan? —Interrumpió Ouma Kokichi con una sonrisa divertida—. Te lo he dicho muchas veces, los humanos dan problemas y sólo sirven de comida para nosotros los vampiros.
—¡Cállate! —exigió Kaito. La chica, sorprendida, sólo pudo quedarse a observar. Había oído bien, "vampiro" eso había dicho. Todo se congeló en ese momento, no lo creería si sus mismos ojos no lo hubiesen visto, a Kaito siendo controlado por el demonio.
Pero su imagen seguía siendo para ella, un lienzo imperturbable que podía seguir contemplando desde la indiferencia, Kaito era como un fino retrato pintado años atrás con trazas de fina perfección. Mientras que, para Maki, las manillas del reloj avanzaban con el estruendo cruel de la agonía, y su beldad era un regalo que estaba apunto de caducar.
—Si no haces algo morirá —agregó Kokichi sin perjuicio a lo que le dirían.
Kaito apretó los dientes, observándola en desesperación. Maki no quería morir, no quería rendirse, quería seguir junto a Kaito, y comprendió que la única manera residía en el preciado elixir de sus venas.
—¿Puedes... transformarme? —preguntó, como pudo, muy adolorida.
Kaito abrió sus ojos sorprendido sólo para responder, en voz baja.
—Si puedo... —dijo, entonces Maki afirmó, dándole permiso de proceder, ella aceptó su sangre y sintió como poco a poco moría, para luego despertar en la penumbra de la noche.
Entonces se unió a él en la infinitud de la belleza.
. . .
Ahora sólo se encontraba, viendo desde lejos, como su amor se iba con otra persona, una humana quien dependía del pasar de las horas, años, hasta que su vida se acabara; Maki se preguntaba si Kaito pensaba estar con esa mujer para siempre, si la convertiría, si la haría unirse a él para así poder estar juntos, tal y como había hecho por ella.
No, Kaito no lo hizo por estar con ella románticamente, lo hizo porque la apreciaba, le tenía cariño, y siempre sería de esa manera. Él jamás la miraría de la misma forma en que veía a Kaede.
Maki le advirtió también, que su relación con la humana no podía terminar bien. Él sin embargo no le hizo caso, y ella no podía hacer más que ser espectadora de aquel prohibido amor. Pero no era la única en ese estado. La vampiresa había conocido a un chico, quien posteriormente se enteró que era amigo de Kaede, y que, también tenía un amor platónico hacia ella. El chico no era nadie más que Shuichi Saihara, un humano que trabajaba como detective, el mismo de una u otra forma, la había ayudado a encontrar al vampiro rebelde.
La vampiresa podía notar lo que Saihara sentía, aquella mirada era la misma que la suya al ver a Kaito. Ellos dos tenían algo en común: sus amores platónicos jamás los verían de otra forma. Y, en su eterna soledad, Maki pensó, que tener a alguien cerca que la entendiera, no sería malo. Nunca había estado tan cerca de alguien después del orfanato, después de Kaito.
Quizá así llenaría un poco el vacío que ahora sentía, en un mundo que fue convertido en un palacio de pálido hielo; y así también, estaría alerta de cualquier anomalía. Nunca sabía que podría estar planeando Ouma.
. . .
Notas de autora: Holaa, cuanto tiempo, de verdad estoy contenta de que por fin pude escribir algo, aunque sea pequeño, ya por fin tenemos un poco del punto de vista de Maki, pronto se sabrá más sobre los "malos", jeje, espero les haya gustado!
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Know under skin [Kaito x Kaede] + [Irouma/Saimaki]
Vampiros-Una parte de mí te había esperado siempre, siempre toqué para ti. -Una parte de mí te había esperado siempre, siempre escuché tu piano. Para alguien como él, relacionarse con una humana era un grave error, pero por más que lo evitaba, Kaito siempre...