Capítulo II

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Aclaraciones: «Pensamientos», "voces del pasado", "voces desconocidas" 

Artista de la imagen: https://twitter.com/fuguta_toshizo/media


El peligro está cerca


Se encontraba en los pasillos de su antigua escuela, no se equivocaba, tras tantos años asistiendo a la misma, podía reconocer cada detalle, como uno de los casilleros rotos producto de un fuerte golpe de uno de sus compañeros, las risas y comentarios que hacían, tanto buenos como malos, de los demás. Pero ahora estaba solamente ella en la oscuridad de la noche, no sabía porque estaba allí, pero no se quedaría allí para siempre, por lo que decidió seguir su camino tras el largo pasillo.

Es entonces cuando escuchó un portazo que la hizo saltar del miedo.

—¿Hay alguien allí? —Preguntó, pero no obtuvo respuesta.

La chica tembló, pero siguió caminando sigilosamente, con el corazón latiéndole rápidamente. Se detuvo nuevamente cuando escuchó a alguien llamar su nombre repetidas veces.

"Kaede, Kaede, Kaede..."

Una y otra vez, cada vez podía sentirlo más cerca, por alguna razón, Kaede no podía moverse de ése lugar, temblaba y presionaba con fuerza su pecho, hasta que sintió como alguien tomó sus hombros por detrás y le susurraba al oído su nombre.

—Kaede.

Sorprendida, Kaede se sobresaltó, cuando se dio cuenta estaba en una cafetería junto a su amiga Miu Iruma.

—Lo siento, no he dormido bien últimamente —se excusó con una sonrisa avergonzada.

—Te empezaré a llamar Kaeidiot o Bakamatsu nuevamente si sigues así de torpe —manifestó la de ojos azules, señalándola con algo de molestia.

—N-no, no hay necesidad de eso —le respondió Kaede nerviosa, ya que después de tantos años, Miu por fin había aceptado llamarla por su nombre, ya que la chica tenía la mala costumbre de insultar a todas las personas con las que se encontraba. En realidad, a muchos les sorprendió que se hayan vuelto muy amigas en la preparatoria, incluido su mejor amigo.

Pero ya había pasado muchos años después de eso, ambas eran mujeres adultas e independientes, Kaede daba clases de música en una primaria, siempre, desde pequeña había sido su gran talento el tocar el piano, y era lo que amaba hacer. Además, por las noches dedicaba su tiempo para tocar en un restaurante. Ella disfrutaba enseñando y haciendo felices a las personas con su música, lo era todo para ella.

—¡Oh, ya se me hace tarde, debo ir al restaurante! —Exclamó Kaede tras ver la hora en el reloj de pared que se encontraba en aquélla cafetería.

—La vida adulta es un asco, vivimos ocupados todo el tiempo —se quejó su amiga de busto exuberante y que no le apenaba demostrar en su escote.

—Pero hacemos lo que nos gusta al menos, ¿no? —le respondió Kaede mientras se levantaba de su asiento.

—Ah, sí... —le dio la razón desviando su mirada con cierto sonrojo en sus mejillas que hizo a Kaede sonreír.

. . .

Salió apurada del lugar, por cuanto tenía que estar antes de las 8 en el restaurante, faltaba media hora, por lo que calculaba, llegaría justo a tiempo. Debería asustarle caminar sola en horas de la noche, después de todo, los asesinatos eran cada vez más frecuentes, su mejor amigo siempre se encargaba de recordárselo. No le gustaba parecer paranoica, pero a veces pensaba que era seguida por alguien, y aceleraba su paso. Se sobresaltó cuando sintió su teléfono celular repicar, Kaede lo sacó de su bolso y observó el nombre de la persona quien llamaba, sonrió al ver quien era.

—Hola, Saihara-kun —Le impresionaba que, a pesar del tiempo que llevaban conociéndose, y la confianza que le tenía, seguía llamándolo por su apellido, e igualmente le pasaba a él—. Estoy bien, voy de camino al restaurante —le respondió mientras seguía caminando un poco más despacio—. Oh, no te preocupes, sé que estás ocupado. Miu si se quejó por un buen rato, pero sabes como es ella —le dijo en tono bromista—. Sí, será para otra ocasión —afirmó—. Hablamos luego —tras despedirse, colgó la llamada y siguió su camino. Miu solía preguntarle la razón de ir a trabajar tan lejos, su razón era simple, porque quería hacerlo, le nacía del corazón.

El lugar era un humilde restaurante, el cual no pagaba tan bien como Kaede podría cobrar en otros lugares, pero por esa razón lo hacía. Sabía que ningún otro pianista aceptaría tal precio, ella lo hacía de corazón para hacer felices a las personas que allí iban. Le gusta ver a los viejos clientes, conocía el nombre de todos ellos, la pareja conformada por un chico albino y otro cabello marrón que venía cada miércoles, el grupo de amigas solían venir una o dos veces al mes, la periodista que iba tres veces a la semana, la chica pelinegro de los domingos, entre otros con quienes Kaede ha podido conversar al menos por un rato; y le complacía ver que hacía felices también a los nuevos clientes. Kaede lo notaba todo, cada sentimiento que lograba cuando ella expresaba los suyos tocando.

Y últimamente había uno más intenso que todos los demás.

Se trataba de uno de los cientes nuevos, que, a pesar de que iba todas las noches, no parecía querer socializar con los demás. El mismo solía desaparecer en un parpadear de ojos cada vez que Kaede terminaba de tocar. Ella lo notaba, el sentimiento que llegaba a esa persona era grande, su mirada iba más allá que solo mirar, hacía más que escuchar, y por alguna razón siente una extraña curiosidad de conocerlo, y se desilusiona cada vez que no lo consigue. Pero siempre se animaba al pensar que habría otra noche más.

En ese momento, sus pensamientos fueron interrumpidos por la presencia de dos sujetos desconocidos, quienes no querían darle el paso.

—¿Ibas a algún lado preciosa? —Preguntó uno de ellos, Kaede enseguida sintió miedo de esos sujetos que parecían haber bebido de más.

Dio pasos atrás para huir, pero entonces tropezó con otro sujeto, que, al voltear, pudo notar su terrorífica sonrisa, no podía ver nada más que eso. Los tres la sostuvieron y llevaron al callejón, Kaede, por mucho que gritó no fue oída por nadie, cuando uno de ellos tapó su boca con un pañuelo, y otro le toqueteaba las piernas, sintió que todo estaba perdido. Cerró sus ojos, derramando lágrimas, en un último intento de suplica.

Entonces escuchó un golpe. Abrió sus ojos mientras uno tras otro golpe seguían escuchándose, pudo ver a los tres sujetos intentando luchar con un solo hombre que acababa de aparecer, su salvador, le parecía familiar, sin embargo no podía reconocerlo por la oscuridad, no veía nada más que sombras, no pasó mucho cuando Kaede se desmayó.

. . .

Y sigue la inspiración~ espero les haya gustado, ya traje un poco de Kaede :3

Know under skin [Kaito x Kaede] + [Irouma/Saimaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora