Capítulo VIII.II

104 4 0
                                    


l monstruo que me acecha es el monstruo que me ama.


Oscuro, oscuro. Todo estaba oscuro, desde que Kaito se fue, no había querido salir de su habitación o levantarse de la cama. Faltó al trabajo, no había comido ni mucho menos se había bañado. Escuchó multiples veces su celular vibrar, pero nunca lo tomó para ver quien era, no quería saber de nadie. Kaede presentía que pronto tocarían a su puerta, pues tenía amigos quienes ciertamente se preocupaban por ella, y si, desaparecía, todos se darían cuenta.

«Debes levantarte.» Se decía a sí misma mientras intentaba moverse, parte de ella sentía que estaba siendo vigilada, y pensó en la posibilidad de Kaito esperándola afuera, pero por lo que le había dicho, creía, de cierta forma, que le tenía respeto y aceptó su decisión de no verlo más.

Empezó a temblar al pensar nuevamente en aquellos sucesos, los vampiros existen, realmente existen, Ouma es uno de ellos y ha estado haciéndole daño a su amiga Miu. ¿Acaso ella lo sabía? ¿Estaba siendo manipulada? No podía saberlo estando en su habitación todo el día, necesitaba respuestas, necesitaba proteger a su mejor amiga.

Pero al levantarse de la cama, casi no pudo sostenerse. Sólo había pasado 24 horas en cama, pero le habían cobrado la cuenta; Kaede necesitaba recobrar fuerzas, así fuese comiendo poco, a pesar de que era lo que menos quería hacer en ese momento. Tomó una rodaja de pan y empezó a devorársela de forma rápida para luego irse de allí con dirección al hospital, porque mínimo tenía que avisarle a Miu sobre el peligro que albergaba en ese momento. Pensó también en llamar a Saihara, pero había salido tan rápido que olvidó su teléfono.

Mientras más corría, su visibilidad se desvanecía, como si nuevamente su esquizofrenia no diagnosticada nuevamente la estuviera atacando. Cuando pasó por el parque, la niebla se acumuló, y sintió como poco a poco todo desaparecía. Eso hizo que no viera por donde pisara y cayera al suelo.

—No... tengo que seguir... Miu-chan... —Por alguna razón, casi no podía moverse, como si el miedo la detuviera, miedo de que alguien, un vampiro, apareciera y le hiciera trizas; y en ese momento observó como alguien se acercaba a ella, y poco a poco se visibilidad se aclaraba—. Amami-kun...

Y ahí estaba, su amigo muerto, una vez más, en frente de ella.

. . .

En frente de ella, con una sonrisa, su amigo que ya había muerto hace 5 años en la preparatoria, antes de la graduación, el mismo yacía parado en frente de ella, quien estaba en el suelo sin poder moverse, sólo temblaba, quizá del frío y miedo.

—Kaede, ven conmigo, no necesitas a nadie más —le sedujo ofreciendo su mano, como siempre lo había hecho desde que murió. Kaede lo había superado gracias a la aparición de Kaito, quien le había hecho volver al mundo real, pero también le hizo darse cuenta que estaba lleno de mentiras y sufrimiento. El mundo real siempre había sido así.

Amami, era quien en ese momento, se veía como lo más real que tenía, a pesar de que sólo era un fantasma que formaba parte de su mente.

Ella tomó su mano y poco a poco se levantó, parecía en otro mundo, hipnotizada. No hablaba, era más bien como una muñeca esperando a que movieran los hilos. Amami por su cuenta, la tomó de la cintura y la acercó más a él, y casi al instante, unió sus labios con los de ella.

De un segundo a otro, Kaede lo notó: no sentía nada. Todo era frío e incómodo. Ella no amaba a Amami.

—Detente... Amami-kun... —le pidió, mientras lloraba, pero el mismo le tomó de los brazos y la forzó a seguir besándolo— ¡Detente! —exclamó, pero Amami no le prestó atención, más bien, cuando abrió su boca, aprovechó e introdujo su lengua, las lágrimas no dejaban de salir— ¡Detente! ¡Kaito sálvame!

En ese momento, como si sus plegarias hubiesen sido oídas, Kaede sintió como algo atravesaba el cuerpo de Amami y el mismo empezó a gritar de dolor. La rubia aprovechó y se separó de él, observando la fecha que ahora había atravesado el hombro de su amigo muerto.

—Aw, no puedo creer que haya fallado —Kaede escuchó la voz dulce y familiar de una chica.

—Uhm, tendré que usar mi magia si se vuelve muy problemático —dijo otra voz.

—La próxima vez no fallará, ese obsceno vampiro debe morir —dijo la tercera voz femenina. Kaede se detuvo en ese momento, ¿había escuchado bien? ¿Esa mujer dijo que Amami era un vampiro? No, no podía ser.

Pero todo recobró sentido en ese momento.

—¿Estás bien, Kaede? —cuando recobró el sentido, otra persona le estaba tendiendo la mano, y cuando levantó la mirada observó a Angie Yonaga justo de pie en frente de ella, con una sonrisa que brillaba con el sol que empezaba a salir.

—¡Angie-san, el vampiro huye! —exclamó otra de las chicas, la más alta de coletas, señalando a Amami, quien sufría por la salida del sol y salía corriendo a la velocidad que sólo un vampiro podría hacer.

—Que mala suerte, bueno al menos pudimos salvarte —dijo refiriéndose a Kaede, quien tras varios segundos tomó su mano y se levantó.

—Quien sabe que hubiese pasado si no hubiesemos llegado a tiempo —manifestó la pequeña pelirroja del grupo.

—¡Pues hubiese abusado de ella como todo vampiro pervertido y sádico! —exclamó la más alta.

—No lo entiendo, Amami-kun... es un vampiro ¿pero cómo? Lo vi muerto, colgado, hace 5 años... él se suicidó —confesó Kaede, quien se encontraba noqueada.

—Creo que es hora de que nos sentemos a hablar, Kaede —le dijo Angie con una sonrisa.

. . .

Notas de autora: ¡Nuevo capítuloo! No puedo creer que por fin lo escribí, estaba muy emocionada por llegar a esta parte, por fin Kaede ya sabe que no es esquizofrenica (? haha, espero les haya gustado este capítulo, aún hay muchas cosas que debo escribir jeje. Dejaremos a Kaede por un rato y nos fijaremos en otros personajes, en fin, hasta luego!

Know under skin [Kaito x Kaede] + [Irouma/Saimaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora