Capítulo X . II

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Y entre ellos, una ninfa de alma preclara y labios de fuego estaba dispuesta a concederle el don de su cálido tesoro.

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Cada día que pasaba era más desesperante para el vampiro peliverde, si tan sólo las cosas hubiesen seguido como antes, si tan sólo Kaito y su grupito no hubiesen aparecido, si tan sólo Kaede se hubiese dejado atrapar por él, tal y como lo estaba haciendo, todo hubiese terminado de mejor manera.

La obsesión por Kaede lo estaba volviendo más loco y repulsivo, más desesperado y malévolo, un vampiro sin humanidad que sólo actúa bajo su propio beneficio; fue eso lo que lo llevó a dejar de pensar en lo que a su amada la hacía feliz, no le importaba, porque Rantaro sólo quería que ella fuese feliz con él, a ese punto llegó su egoísmo.

Todo era más fácil cuando pensó en colgarse para quitarse la vida aquella noche después de ser rechazado, pero Tsumugi, quien era su amiga de la infancia logró evitar que se terminase de ir para siempre. Amami le había contado sobre su intención de quitarse la vida, le confió todo eso, y ella sólo le dio algo de beber, algo que aceptó en ese momento, antes de ponerle fin a su vida.

Pensó que lo estaba apoyando, todo lo contrario; o quizá lo hacía, pero a su propio beneficio.

Pero lo que pasó fue que había despertado en su propia urna, lo recordaba, recordaba la desesperación y confusión en ese momento, el como pedía ayuda, pero nadie le dio una respuesta, había pensado que ése era su castigo por suicidarse, había leído alguna vez que suicidarse era un pecado y viviría en el infierno para siempre; aún así siguió pidiendo ayuda.

No fue hasta que lo desenterraron que pudo sentir que no estaba del todo muerto.

"Ahora podrás intentarlo nuevamente, con tu nueva vida estarás junto a Kaede, para siempre"

Eso fue lo que le dijo Shirogane cuando regresó a la vida, que se había convertido en un vampiro. Tsumugi, quien estaba obsesionada con el mundo sobrenatural y la desesperación que esa traía, colocó sangre de vampiro en su bebida, y él al aceptarla e inmediatamente ahorcarse, sintió como todo su cuerpo ardía, no esperó que fuese por aquella bebida.

Jamás pensó que su amiga de la infancia haría tal cosa, pero, parte de él creía fielmente en que ella deseaba su felicidad.

. . .

En el momento en que vio a Iruma, no le dio la más mínima empatía, y si Ouma le hubiese dado la oportunidad, hubiese bebido de ella o hasta peor. Pero Amami no era tan idiota como para ir contra un vampiro más poderoso que él; sin embargo, éso le hizo darse cuenta de algo, que Ouma tenía una debilidad, más allá de lo que podía querer de Kaito, el vampiro mayor pero de baja estatura también tenía una humana que lo hacía debilitarse, que lo hacía mostrar esa parte que todo vampiro quería desaparecer, aquella humanidad que les hacía tener sentimientos, que hacía que te importara.

Miu Iruma podía ser aquello por lo que podría controlar a Ouma en un futuro.

Porque él haría lo que fuera por Kaede...

—Estás pensativo —le interrumpió su amiga de la infancia, Tsumugi, quien se acercó a él y le tomó el rostro con sus dos manos obligándolo a mirarla, con aquélla oscura sonrisa y la mirada oscura que percibía de sus orbes azules— Ésa Kaede los tiene a todos tan hipnotizados.

—Haberme dejado morir antes de prometérmela en esta nueva vida —le dijo con algo de enojo y frialdad, y ella sólo se río elegantemente.

—¿Cómo podía dejar a mi amigo de la infancia morir solamente por una chica sin siquiera seguir intentándolo? —le respondió mientras se alejaba.

—Sólo lo hiciste por tenerme como uno de tus experimentos —le dijo sin rodeos, a lo que Tsumugi dejó su sonrisa a un lado, pero luego la recuperó de nuevo.

—Es cierto, ni sabía si funcionaría la sangre que Junko me dejó antes de morir —confesó, sorprendiendo a Amami.

—Enoshima Junko... ¿No es ella... la creadora de Ouma? —inquirió más interesado en su respuesta.

—Así es, si tan sólo hubiese sido sangre realmente ofrecida por ella, tu poder llegaría a ser tan fuerte como la de ése enano mentiroso —explicó—. Pero aún así Ouma es un vampiro mucho más viejo que tú, por lo que seguiría siendo más poderoso —Amami chasqueó su lengua como disgusto—. De todas formas seguirás siendo sólo un experimento de la desesperación, de la que Junko le dejó a Ouma por hacerlo quererla y luego abandonarlo, de la que Kaede te provocó a ti al punto de suicidarte, de la que le causará a Kaito cuando la hagas tuya en frente de él.

—Y lo que le seguiré causando a Ouma tras quitarle a su nueva debilidad —manifestó el peliverde.

—¿Nueva debilidad? No me digas que...

—Ouma está enamorado de Iruma, quizá no se ha dado cuenta, o trata de ocultarlo para no verse débil, para seguir siendo el malo de la historia, pero el único villano eres tú —acusó.

—¿Y tú no lo eres? —preguntó divertida.

—Soy sólo otro peón en tu juego de ajedrez nada más —le respondió con una sonrisa.

—Que linda forma de verlo, pero ambos sabemos que eres tan villano como yo, que antes de morir hubieses deseado tener tanto poder sobre Kaede como para hacerla caer a tus pies —Tsumugi nunca vacilaba con él, siempre decía lo que pensaba.

—Eres una maldita.

—Sólo soy tu mejor amiga de la infancia que quiere lo mejor para ti —sonrió la contraria—. Bueno, debo irme, me esperan.

—Que te vaya bien —dijo ya sabiendo a donde se dirigía.

Sus planes con Kaede se habían arruinado, pero eso era justamente lo que le emocionaba a Tsumugi, el caos; Amami pensó muchas veces en abandonarla, pero parte de él también le agradaba ése caos, mucho más cuando Kaede estaría con él al final.

. . .

Notas de autora: Al fin pude traer algo, tengo tantas cosas por escribir, pero ahora el frío me da mucha flojera de escribir x'D, más el millón de ocupaciones que he tenido, la inspiración está, pero el tiempo no. En fin, espero les haya gustado este capítulo, intentaré ahora dedicarme a otros fanfics que tengo muy abandonados, (de más de un año sin actualizar), así que no sé cuando traeré algo por acá ;w;

Know under skin [Kaito x Kaede] + [Irouma/Saimaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora