☾ El último cielo ☽
. . .
Los gritos y el olor a sangre era lo que dominaba aquel lugar. En la más fría noche jamás antes vista, vampiros y cazavampiros se encontraban luchando entre sí, y todo por un único fin, detener a Junko. Pero sólo algo le preocupaba y era recuperar a Miu. Porque por más que Celestia se propuso ayudarle, sabía que a ella solo le interesaba recuperar el trono como reina de los vampiros, como el único vampiro original que quedaba, por lo que su único propósito era desaparecer a Enoshima, así Miu lo hiciera con ella.
Habían vampiros seguidores de Junko por doquier que no los dejaban seguir su camino, pero no eran nada contra ellos, para ellos era como una danza de sangre.
—Hace tanto tiempo que no salíamos a cazar juntos, Ouma-kun —vaciló Celestia mientras le arrancaba la cabeza a uno de los vampiros.
—Es que desde que empezaste a salir con el heredero te volviste aburrida —siguió mientras también luchaba contra más vampiros.
—Es mi esposo ahora —informó la vampiresa original.
—Oh, y no me invitaste —siguió bromeando.
—Creo que sabes que no hubo tiempo para una ceremonia.
—Ja, ja, entonces cuando termine todo esto pasaré a dejarles un regalo de bodas —prometió confiado el vampiro más joven.
—Te esperaremos con ansias en compañía de tu amada —sonrió la pelinegro.
En ese momento sintieron un aura oscura entrar y una risa malévola se oía por todo el lugar.
—Junko... —susurró mientras se giraba hacia dónde su risa se escuchaba.
Pudo ver a Junko en el cuerpo de Miu arriba viendo todo lo que ella llamaría como espectáculo. A ella le gustaba aquello, la muerte, destrucción, guerra, desesperación. No importaba si perdía, si ganaba, el simple hecho de sentir la desesperación la hacía sonreír. Por tantos años vivió con ella, siguiendo sus pasos, en los que sólo había un vacío sin amor propio ni muchos menos hacia los demás.
La odiaba, pero fue la primera mujer que alguna vez amó, si es que podía llamarlo amor.
Gracias a ella pudo superar muchas dificultades, y hacerse fuerte. Pero sobre todo, pudo conocer a Iruma. Si Junko no hubiese estado ahí el día en que quería morir, jamás hubiese conocido el verdadero amor que sentía ahora.
Fue rápidamente hacia ella, tomándola del cuello, ella, al estar en el cuerpo de una humana, no podía moverse rápidamente como él. Pudo ver como la rubia le sonrió, no tuvo tiempo de hacer nada más porque sintió que alguien le atacó por detrás y cayó, era el peor golpe que había recibido en su vida, levantó la mirada y vió al ser oscuro del que le había hablado Kaito.
—Izuru... —susurró con algo de dolor por el golpe que recibió, y escupiendo algo de sangre. Aquel demonio hacía más difícil todo.
Antes de Kamukura realizar su siguiente movimiento, Celestia había aparecido para interponerse. El demonio lo esquivó rápidamente y una nueva pelea inició. Si alguien podía luchar contra aquel demonio, era en definitiva Celestia, como vampiro original, no había nadie más. El demonio no decía nada, solo esquivaba sus ataques, Celestia peleaba con una notable elegancia, en una de esas, pudo llegar a cortar su mejilla, pudo notar que el demonio se sintió "ofendido" por aquel ataque.
Mientras ellos peleaban, Junko aprovechó de correr, pero el vampiro se dio cuenta antes y fue tras ella, llegó rápidamente a lo alto en lo que se encontraba, y logró acorralarla en el balcón.
—¿Enserio crees que puedes hacer algo para vencerme? Tienes que matar a tu amada para eso —dijo, disfrutando de aquello.
—Eso haré —le respondió mientras iba hacia ella y ambos caían por el balcón, se mordió el labio y la besó, dándole de su sangre conjurada.
Junko solo pudo gritar de dolor apenas pudo sentir aquella sangre, no era como las demás transformaciones, el dolor y el ardor dentro de su cuerpo era peor que lo que normalmente se sentía. Antes de caer Ouma se dio vuelta abrazando el cuerpo de Miu, y así él recibir el golpe en el suelo, cuando cayeron fue en medio de la batalla, pero al estar matándose entre sí, no se dieron cuenta de ello.
Abrió los ojos y pudo ver el cuerpo inmobilizado de Miu. Pronto se sentó y la sostuvo.
—Miu... aquí estoy... Miu —intentó moverla para despertarla, pero no reaccionaba— Hey... despierta —mientras más la movía menos reaccionaba.
Empezó a sentir como sus ojos se humedecían, una lágrima cayó en la mejilla de Miu.
—Despierta por favor... —Rogó.
En ese momento, muy lentamente Miu abrió sus ojos.
—Kokichi... —susurró— eres tú... —los ojos azules se humedecieron de igual forma.
La abrazó fuertemente, la sentía, era ella.
—¡Pensé que nunca volvería a verte! —exclamó Miu, ahora reaccionando de forma más angustiada, llorando sin control alguno.
—¿Enserio crees que te lo permitiría? —preguntó, mientras aguantaba que más lágrimas salieran de sus ojos.
En ese momento, Izuru intentó atacarlos pero Celestia se interpuso, recibido el fuerte aruño de sus garras.
—Ouma-kun, todo dependerá de ti ahora —le dijo Celestia, el demonio aprovechó que la vampiresa estaba indefensa y le dio su ataque final, metió su mano dentro de su pecho y la encendió en fuego. No gritó, seguramente habría apagado su humanidad, o quizá no, en ese momento supo que había dejado todo para él. Celestia los había salvado, no supo porqué, pero había dado su vida por ellos.
Había estado equivocado todo este tiempo, ella no lo traicionó, por primera vez, Celestia no hizo algo egoísta.
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Notas de autora: ¡Hola! Cuánto tiempo... Creo que ya no sé escribir jksajska. Esto ha resultado muy difícil para mí, sé que me he tardado, ni sé si llegue a terminar este año, yo espero que sí... y así poder empezar otros proyectos más tranquila. Espero les haya gustado, lastimosamente maté a un personaje que amo, y Togami ha quedado viudo de nuevo :'c este capítulo lo tenía listo hace mucho tiempo pero no lo había publicado por falta de tiempo, debía releerlo para poder agregar o quitar cosas demás... espero el próximo capítulo llegue pronto y salga de mi cabeza XD. Nos leemos luego!
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Know under skin [Kaito x Kaede] + [Irouma/Saimaki]
Vampire-Una parte de mí te había esperado siempre, siempre toqué para ti. -Una parte de mí te había esperado siempre, siempre escuché tu piano. Para alguien como él, relacionarse con una humana era un grave error, pero por más que lo evitaba, Kaito siempre...