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Y ahora, junto a él -tú el cazador, yo la presa- entiendo que todo es posible, todo menos nosotros.
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La pianista estaba confundida, ansiosa, pero sobre todo nerviosa. Después del peligro que había pasado, no era de esperar menos. Se había reencontrado con su compañero de preparatoria, el cuál pensó que había muerto. El mismo que pensó que veía como un fantasma de su imaginación, el mismo que resultó ser un vampiro y le atacó.
Kaede tembló al recordar aquel encuentro. En como lo único en que pudo pensar, era en la persona a la que le había dicho que se fuera y jamás volviera. Deseó ser salvada por él, pero Kaito nunca apareció. Al contrario, fue rescatada por un grupo de chicas que no parecían nada sorprendidas por lo que había pasado, claramente sabían de la existencia de los vampiros.
Pero lo que le extrañaba era que además de eso, también la conocían.
—¿Quienes son? —Se atrevió a preguntarles.
—Mmm, creo que te debemos éso después de traerte a nuestra base —manifestó la que parecía ser la líder. Ciertamente, después de ser rescatada, las mismas chicas se la llevaron, sin realmente preguntarle, quizá sólo para mantenerla a salvo de cualquier otro vampiro que estuviese cerca. En el camino hubo silencio, ni una palabra en aquél vehículo en el que se trasladaban hacia lo que podría decirse como su guarida—. Mi nombre es Angie Yonaga, y cómo podrás ver soy una cazadora de vampiros, que recibe mensajes de Atua, fue por eso que pude llegar a ti, querida Kaede.
Kaede no supo que decir al escuchar nuevamente el nombre de Atua, aunque tampoco tuvo tiempo de reaccionar cuando otra de las chicas empezó a hablar.
—¡Yo soy Tenko Chabashira! —se presentó la más alta del grupo de un brinco— ¡Y no te preocupes, te protegeremos de cualquier vampiro pervertido que quiera hacerte daño!
—Y yo... Himiko Yumeno —dijo la pelirroja sin mucha emoción.
—¡Yumeno-san se ha quedado sin suficiente maná, debe descansar! —exclamó Tenko.
—Yo... es decir... ¿Todas ustedes son cazadoras de vampiros? —Les preguntó a todas aún intentando asimilarlo, si hace poco había descubierto lo de Kaito, realmente no esperó tener más del tema de vampiros una vez le pidió que se marchara.
—Así es, Akamatsu-san —La rubia se giró al oír otra voz llamarla por su nombre. Abrió sus ojos de par en par cuando observó de quien se trataba.
—¡Shirogane Tsumugi! —recordó su nombre, pues Kaede había quedado encantada por el vestido que compró en su tienda, hecho por ella misma, y que usó en aquel baile de máscaras en la mansión de Togami. Jamás pensó verla en ése lugar.
—¡Vaya, qué alegría que me recuerdes! —exclamó con entusiasmo la peliazul.
—¿Tú también eres parte de todo esto? —Inquirió Kaede, ignorando la reacción de la contraria, quien terminó por colocar una postura más seria.
—Así es, pero al contrario de dónde has estado, nosotros somos los buenos —alegó Tsumugi— Y queremos protegerte. Kaede, eres todo un imán de vampiros —dijo con una leve sonrisa elegante.
—Kokichi, Korekiyo, Rantarou, Kaito...
—¡Detente! —Kaede interrumpió el conteo de Angie— Kaito no... él no es malo...
—¿Y por qué le pediste que se alejara? —Cuestionó Himiko.
—Yo... yo... —Kaede no supo que responder.
—¿Es por qué temías que ése vampiro te hiciera daño? ¡Pues vaya que tenías razón para temer! —manifestó Tenko—. En cualquier momento, perdería la cordura, tal y cómo Amami lo hizo.
—Amami-kun... —susurró Kaede—. No puedo creer... que esté... vivo...
—No está vivo, es un no-muerto, es diferente —corrigió Angie mientras se acercaba a Kaede—. Y tu querido Momota es igual a él, un vampiro chupa sangre.
Kaede intentó hablar, intentó defender a Kaito, pero no pudo. Algo dentro de ella la detenía a hacerlo. ¿Por qué después de tanto tiempo que pasaron juntos le pasaba éso? ¿Por qué no podía decir ni una sola palabra para defender a la persona que la protegió en aquel callejón, que le dio lindos momentos y la respetó? Kaito había destruído ése muro que ella había construído para que nadie se acercara a ella, a su corazón. Después de que Amami se suicidara por su culpa, no quiso saber más nada del amor, pero Kaito lo había cambiado todo. Porque perdida en tierra de lobos, había encontrado a la bestia que se convertiría en su primer amor.
Sin embargo, estaba destinado a comerle el alma... A devorar su sangre.
—Mira lo que le ha hecho su amigo, cómplice, Ouma Kokichi, a tu amiga —alegó Angie, sobresaltando a Kaede—. Lo sabemos todo, Akamatsu-san, sólo queremos protegerte. Sé que nos hemos tardado, pero no podemos jugar con nuestro enemigo. Korekiyo Shinguji ha intentado matarte en ése baile de máscaras y Kaito hizo que Kokichi borrara tus recuerdos de aquello.
—¿Qué? —Kaede cayó más en la conmoción. Los fragmentos parecían concordar en ese momento, toda la confusión de ése día era porque habían jugado con sus recuerdos, su mente... y quien sabe desde hace cuánto habían estado haciendo éso. Lo único que pudo hacer en ese momento fue caer de rodillas y llorar.
—Caíste en la trampa de ése monstruo —manifestó Tenko, compadeciéndose.
—Vamos, Kaede, ¿no quieres salvar a tu amiga? —se acercó Tsumugi a ella, llegando a su nivel. Kaede levantó la mirada hacia los de Tsumugi— Miu Iruma corre peligro. Ouma es peligroso, mató a tu jefe Teruteru.
—¡¿Q-qué?! N-no puede ser... —no podía creer que algo así había pasado, habían pasado días en que no respondía el teléfono, ni iba a trabajar, mucho menos tener noticias de sus compañeros o amigos— Yo... tengo que salvarla... tengo que salvar a Miu...
No dejaría que los vampiros hicieran más daño.
. . .
Notas de autora: Aaaa ¡Al fin logré actualizar! No saben cuantas ganas tenía de poder seguir escribiendo este fanfic ;w; pues admito que es mi favorito de los que escribo. A pesar de que tengo muchas más historias de danganronpa que quiero escribir ;n;... espero un día poder escribirlos. Pero mientras tanto sólo quiero seguir esta historia que, va para largo jajaja espero les haya gustado, no crean que me he olvidado de Maki, pero a Tsumugi no le convenía mencionarla ahora jajaja! Bueno, hasta la próxima!
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Know under skin [Kaito x Kaede] + [Irouma/Saimaki]
Vampire-Una parte de mí te había esperado siempre, siempre toqué para ti. -Una parte de mí te había esperado siempre, siempre escuché tu piano. Para alguien como él, relacionarse con una humana era un grave error, pero por más que lo evitaba, Kaito siempre...