Después de quejarse por un rato, Takemichi acepto la comida que Manjirou le ofreció.
En el lapso del desayuno, ninguno de los dos pelinegros dijo nada, solo degustaron de los alimentos y la bebida que digerieron.
Al terminar, Mikey miro a Takemichi.
— ¿No comerás más?. — preguntó al notar que el menor probó poco bocado, y dejo la mayoría de la porción que le toco
— Así estoy bien. Gracias. — serio contestó el ojiazul, evitando mirar a los ojos al contrario
— Deberías comer otro poco, no quiero verte desnutrido. Te necesito con muchas fuerzas. — comentó Mikey un poco burlón, algo que para el menor no lo tomó así
— ¿Y eso para que?. Yo no pienso ser tu juguete. — con firmeza aclaró el ojiazul
— ¿Entonces con qué me distraere?. — confesó, provocándole enojo a Takemichi, quien al escuchar lo que dijo el mayor rápido lo volteó a ver
— ¡Eres un grandísimo idiota!. — exclamó con rabia mientras azotó un puño sobre la mesa de vidrio, algo que no le interesó a Manjirou — No porque se has un mafioso quiera decir que puedes comprar gente para hacerla a tu antojo. — aclaró Takemichi — Cada día me doy cuenta que todos ustedes son iguales.
— ¿"Iguales"?. ¿A qué te refieres con "Iguales"?. — interrogó un poco serio el ojinegro, al no parecerle el comentario que hizo el menor
— Te lo explicaré. — sonó como retandolo — Piensan que por estar encima de personas como yo, puede hacernos como quieren: humillarnos, maltratarnos, insultarnos. ¿Quiénes se creen ustedes?, ¿Reyes?, ¿Dioses?, ¿Emperadores?. Creo que ya ni los dioses o los reyes hacen eso con sus esclavos. — el mayor se mantenía en silencio, escuchando cada palabra de queja que pronunciaba el menor — Creen que con su dinero sucio pueden comprar y con sus negocios asquerosos controlar a otros. Todos ustedes los mafiosos están muy equivocados, es por eso que digo que son todos iguales.
El silencio invadió solo unos segundos el comedor.
— Entiendo. — habló Manjiro recargando su codo en la mesa y su barbilla en la palma de su mano. Mientras que, a Takemichi lo dejo con el seño fruncido mostrando confusión — Para ti todos los mafiosos somos iguales, pero para mí no. — opinó — Cuando dices: "Iguales" es porque todos pensamos y actuamos igual, pero déjame decirte que no es así. — las palabras del ojinegro dejaban más confundido al ojiazul — Trabajaremos en lo mismo: Drogas, prostitución, armas, asesinatos, lavado de dinero entre otras cosas ilegales, sin embargo... actuamos de otra forma.
— Pero eso no quiere decir que se han iguales cometiendo sus fechorías. — opinó Takemichi, después de salir de ese transe de confusión — Solo se meten a este mundo bajo para obtener poder.
— ¿Y qué te hace pensar eso?.
— ¿Qué?.
— ¿Crees que estoy en este mundo porque quiero, porque estoy con sed de poder?, estás muy equivocado. — Takemichi ahora parecía mucho más confundido. Manjirou dejo de recargar su barbilla sobre la palma de su mano, y ahora recargó su espalda en el respaldo de la silla, para mirar mejor al menor — Tengo mis motivos por los cuáles escogí este camino. Así que no me compares con los otros bastardos que al menos yo no soy igual que todos ellos. — aclaró con seriedad
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• EL TRATO • | Mitake | [Finalizado]
FanfictionManjirou Sano es el líder de la organización criminal llamada: "Tokyo Manji, tiene todo tipo de lujos, pero a pesar de eso no está del todo feliz con esa vida que lleva. Por recomendación de su segunda mano, Izana Kurokawa, va a la agencia y burdel...