• EL TRATO • | Mitake | [Finalizado]

• Capítulo 33 | ¿Nuevo aliado? •

Hola, personas bellas 😘💕✨
¿Otra actualización? ¿Y por qué no? Jeje (｡•̀ᴗ-)✧

Y como siempre, muchísimas gracias, personas bellas, por su hermoso apoyo a esta historia.
No se como expresarme para decirles que enserio aprecio mucho que se tomen el tiempo de leer, votar y comentar 😍💖
Me hacen verdaderamente feliz.

Me disculpo si hay faltas de ortografía 🙏😔✋

Sin más que decir, me despido ✋👋✋👋 disfruten del capítulo y nos leemos luego 😊❤️💚

Pasando en una vieja y abandona bodega, a las afueras de la ciudad, se encontraba Izana golpeando a uno de los cinco tipos que habían atrapado y que ahora están amarrados y magullados por los constantes golpes que les fue proporcionado.

Eran traidores de la ToMan, que fueron descubiertos antes de tiempo, eso gracias a Kakucho que se percato de los planes que tenían esos tipos contra la organización y que se habían aliado con un bando contrario.

Al darle la noticia a Izana, este decidió actuar de inmediato, sin dejar pasar más tiempo.
Eso le llenaba de rabia al peliblanco, que hayan personas que lo traiciones, además que lo desobedezcan y se revelen ante él. Eso es algo que no tolera.

Se concidera como un rey y todo aquel traidor debe pagar con sus vidas por el gran error cometido.

— Me pregunto que es lo que tienen dentro de sus malditas cabezas. — gruño el de tez morena — ¿Mierda?. — con rudeza aplastó la cabeza del tipo que cayó al suelo, ya que no soportó seguir de rodillas, además que los golpes lo han dejado débil — Dejen que les haga recordar esto: Todo aquel que no acate mis órdenes y decida traicionarme serán exterminados. Ningún traidor logra liberarse de las garras de ToMan. — explicó con mucha seriedad — Cuando aceptan estar dentro, es porque me serán muy fieles y no me desobedeceran. — una mirada fria y sombría se reflejaba en el rostro del peliblanco — Sanzu.

— Estoy a tus órdenes. — dijo sin mirar al contrario, solo enfocaba su vista hacia los traidores

— Encárgate de estos miserables. Ya estoy fastidiado. — ordenó. Se alejo de los cinco hombres, mientras les daba la espalda

Se acerco hasta Kakucho, este le entrego una toalla para limpiarse la sangre ajena que ensucia sus manos.

Haruchiyo solo asintió sin darle una respuesta con sus palabras, al segundo al mando de la Tokyo Manji. Se aproximó a un paso tranquilo hasta los tipos.

Sacó su pistola, cargo cartucho y le apunto a uno de ellos, en la cabeza.

— Quería darles una muerte lenta y dolorosa, pero no estoy de humor para sacar mi katana y cortarlos. — aclaró el pelirosa, no quiere perder su valioso tiempo con esos sujetos — Un solo disparo en la cabeza es más que suficiente.