• Capítulo 53 | Reencuentro •

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Manjiro no quitaba su mirada de Takemichi, quien también hacia lo mismo; lo observaba como si lo estuviera analizando de pies a cabeza, como si intentara recordarlo con tan solo mirarlo al rostro

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Manjiro no quitaba su mirada de Takemichi, quien también hacia lo mismo; lo observaba como si lo estuviera analizando de pies a cabeza, como si intentara recordarlo con tan solo mirarlo al rostro.

Miedo, era lo que sentía el ojinegro. Desde hace mucho que ese sentimiento no tomaba posición de él, pero ahora lo esta haciendo y provocaba que su ritmos cardíacos aumentaran y un inquieto y frustante nudo en la garganta se le formara, impidiéndole hablar y respirar correctamente.

La habitación estaba en un incómodo silencio, solo son auditivos los sonidos de las máquinas conectadas al ojiazul.

Inhalo profundo para quitarse ese desagradable malestar de la garganta y hablar sin que su voz salga con dificultad o este tartamudeando.

— ¿Takemitchy?. — movimiento levemente su mano, frente a los ojos del azabache, ya que este parecía hipnotizado o ido; su mirada estaba muy fijada en él, que ni siquiera parpadeaba — ¿Estás bien?, ¿Sabes quién soy?. — interrogó intrigado

¿Cuál será su respuesta?, ¿Lo reconocerá?, ¿Y si lo olvidó para siempre?.

Se sentía ridículo por llegar a una conclusión cuyo no ha sido confirmado por el médico. Pero le carcome que no lo recuerde y eso le duele.

Con sus labios algo secos y pálidos, el azabache hizo un gesto melancólico, sus ojos se lagrimearon y su semblante se suavizo.

— Mikey-kun. — habló bajito soltando algunos sollozos

Sus primeros recuerdos que le llegaron, después de abrir los ojos, fueron todos los buenos momentos que ha pasado con Manjiro; desde que se conocieron, hasta el último instante que lo vio, antes que su vista se nublara y perdiera el conocimiento. Sin embargo, los recuerdos de eso día no los ve con claridad, solo recuerda cuando estaba ahí parado, observando que el pelinegro hablaba con una persona que no reconoce.

Se olvidó de Izana.

Pero no solo de eso, también olvido un poco su niñez, adolescencia y la vida que llevaba cuando conoció y trabajó para Kisaki. Muchas cosas aún estan borrosas para él.

El pelinegro no pudo evitar sonreír feliz, mientras sus ojos brillaban, a causa de las lágrimas alegres que comenzaron asomarse, pero intentaba retener. Su corazón latía de felicidad, por fin el ojiazul, esa persona que tanto ama y adora, desperto y lo ha reconocido.

Era tan grande la emoción que tenía, que no lo penso dos veces para abrazar al chico; lo pego mucho a su cuerpo y se aferraba a él sin tener ningúna intención de soltarlo. Cómo si su vida dependiera de él, cómo si hubieran pasado años de no haberse visto.

Le asombro esa reacción del ojinegro, no comprendía del todo porque hacía eso.

Apenas estaba despertando, sus recuerdos no estan del todo claros, otros estaban desordenados y algunos había olvidado. Lo que hizo fue acogerse entre los brazos del mayor; sentir su calidez y aceptar ese añorado abrazo.

• EL TRATO •   | Mitake | [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora