• Capítulo 51 | Confrontar •

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Un drástico giro hubo en las vidas de Manjiro, Takemichi y Haruchiyo

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Un drástico giro hubo en las vidas de Manjiro, Takemichi y Haruchiyo. Para ellos, todo se ha puesto en su contra. Todos los caminos que tenían han sido bloqueados por los engaños, manipulaciones y trucos de Izana.

Ya no hay escapatoria posible.

Desde que Sanzu comenzo a estar bajo el mandato de Kurokawa, no habido un día en que no lo pueda dejar tranquilo, siempre lo mantiene vigilado por el fastidioso de Shion, aparte que debe cumplir con todas las órdenes del peliblanco.

No ha vuelto a ver de nuevo a Mikey, ni siquiera ha tenido noticias de él o de Takemichi, eso le pone triste y le angustia.

Un día, le pregunto al albino, pero lo único que obtuvo cómo respuesta fueron insultos y algunos golpes. A Izana le enojaba que el pelirosa mencionara a los dos pelinegros. Le dejó en claro que ya no tenía ninguna relación con ellos, así que ya no siga insistiendo y se olvidara de sus existencias.

Aunque este atrapado en ese tormento, no se dara por vencido. Hará todo lo posible por salir y ayudar a la pareja. Solo debe ser más inteligente y astuto que el ojimorado.

Por otra parte, después de haber convencido a Manjiro, para que siguiera con el cargo cómo líder de la Tokyo Manji, Izana se reunió con los tipos que contrato para que hirieran a Takemichi; Sin embargo, estos no se imaginaron que el de tez morena solo los cito en cierto lugar para asesinarlos, ya que ya no le eran utilidad.

Su trabajo en esa vida ya había terminado.

[...]

Mikey no se ha separado por ningún motivo de Takemichi, quien aún permanece en coma, sin dar alguna señal en que pronto despertara.

Aún su estado era crítico, no habia mejora en ello y eso le desesperaba al ojinegro, ya que habían ocasiones en las que pensaba que tal vez y las palabras del médico se cumplirían; Takemichi podrá morir en cualquier momento.

De tan solo imaginarse lo peor, le hacia perder el control de él mismo y reclamarle a los médicos y enfermeras porque "No cumplían con su trabajo".

Mientras más pasaban los días, el ojinegro caía en su propio dolor y en una profunda depresión; no dormía lo necesario, sus ojos agotados y su rostro cansado lo delataban, ni siquiera se ha alimentado adecuadamente, solo se ha mantenido sentado en aquella silla, esperando el momento en cuando el azabache abra sus ojos y verifique que se encuentre bien.

Hay momentos en los que piensa cosas trágicas, pero intenta evitar esos malos pensamientos y esperanzarse que la salud del menor mejorará y todo poco a poco irá yendo bien.

Con descaro y simpleza, Izana cada día visitaba a su hermano y por supuesto al ojiazul. Quisiera o no, lo veía hay postrado en esa cama de hospital, mientras varias máquinas estaban conectadas a él, para mantenerlo con vida y ayudarlo a su recuperación.

• EL TRATO •   | Mitake | [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora