• Capítulo 50 | Sin salida •

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Haruchiyo no pensaba quedarse con los brazos cruzados, no podía dejar que Manjiro creyera en todas las mentiras que Izana le dijo

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Haruchiyo no pensaba quedarse con los brazos cruzados, no podía dejar que Manjiro creyera en todas las mentiras que Izana le dijo. Debe hacerle entender que nunca lo traicionaria, así que esta dispuesto a convencerlo y que se dé cuenta de la fidelidad que le tiene.

No puede dejar las cosas así y tampoco se puede dejar intimidar por las palabras amenazantes del ojinegro.

— Por favor, Mikey, no te dejes envol- — y otro golpe le fue proporcionado, por el ya nombrado

— ¿Te di permiso de hablar?. — gruñó Mikey — ¿Tanto te apetece que te mate ahora?.

— N-No. — susurró aparentando los dientes, controlandose para no ir contra el pelinegro y golpearlo, tal vez así su mente se acomode. Aunque sabe cuál puede ser las consecuencias si se atreve a golpear al ojinegro; ya no saldrá con vida

¡Entonces lárgate!. — exigió fastidiado de seguir mirando al pelirosa

Sanzu decidio levantarse del suelo y marcharse. Pero antes de hacerlo, regreso su mirada hacia donde esta el ojinegro

— Quiero que sepas, que apesar de todo este malentendido yo te seguiré considerando mi amigo. — afirmó — Y Takemichi para mí es muy importante. Ambos, siempre pueden contar conmigo.

Mikey solo bufo y se volteo para darle la espalda a Haruchiyo, haciéndole entender que ya no le interesan sus palabras.

El hombre de las cicatrices no sigo ahí y se fue, no quiere que su presencia solo le siga provocando más enojo al pelinegro. Aún se preocupa por él, después de ser tratado de una manera cruel.

Bien podía decirle todo los planes que ha tenido Izana, pero solo se ganara palabras ofensivas y más golpes. El pelinegro ya no lo querrá escuchar, ni le creerá.

El primer objetivo de Izana se ha cumplido; logro separar a Sanzu de Mikey.

Pero eso no quiere decir que Haruchiyo se dará por vencido, tiene que conseguir las pruebas para demostrarle a Manjiro el verdadero culpable y traidor de todas las desgracias que han pasado.

El ojinegro inhalo y dejo salir poco a poco el aire que había retenido en sus pulmones. Quiere calmarse, no puede tener ese carácter en ese momento, solo tiene que tener la mente enfocada en Takemichi. Pero debe hallar soluciones que le ayuden con lo que planea hacer. No quiere que nadie salga involucrado, mucho menos el ojiazul.

Dejara eso de lado por el momento, estará al pendiente del estado de su pareja. Cuando vea que esta fuera de peligro y su salud va mejorando, ordenara sus ideas con más calma.

Después de estar impaciente por algunas horas, el doctor encargado de atender a Takemichi, por fin salio para dar información sobre su estado.

— Sano-sama. — se dirigió al pelinegro. Este se acercó a pasos rápidos al hombre de bata blanca

• EL TRATO •   | Mitake | [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora