• Capítulo 21 | Discusión •

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Con el antebrazo herido, Manjirou llevó a Takemichi al hospital, ahí los atendió el mismo doctor que lo hizo en esa ocasión que enfermó el menor

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Con el antebrazo herido, Manjirou llevó a Takemichi al hospital, ahí los atendió el mismo doctor que lo hizo en esa ocasión que enfermó el menor.

Primero revisó al ojiazul, por órdenes de Mikey.
Pudo detener el sangrado en la mano herida de Takemichi, y desinfectarla, para que no tenga algún problema más grave.

Vendó casi por completo la mano del azabache, solo dejando libre los dedos.

Al terminar siguió con el ojinegro, quien se ha mantenido callado y con una expresión neutral en su rostro, desde que salieron de la zona de bodegas fueras de la ciudad de Shibuya.

Solo observaba cómo era curado por el doctor y le vendaba el antebrazo derecho, Sin embargo; no se atrevía a mirar a su acompañante y no era porque estuviera molesto con el menor, era porque se sentía con impotencia ya que no pudo protegerlo; el evitar que fuera herido.

Takemichi quiso hacerle plática a Manjirou, pero mejor optó por quedarse callado, ya que, ha pensado que él debe de estar enojado y no quiere hacerle que ese enojo se eleve más.

Se sentía culpable de todo lo ocurrido ese día.

— Solo procuren que sus heridas no se infecten. — pidió el doctor — Les recetare medicamento para el dolor, bajar la inflamación y evitar que se les infecte las heridas. — estaba escribiendo la lista de farmacéuticos que deben tomar. Dejó de hacerlo y se lo entrego al mayor — Si requieren de algo o tienen alguna pregunta no duden en llamarme que estoy para servirles. — dijo servicial el hombre

— Sí, muchas gracias. — el ojinegro tomó aquel papel, lo dobló y lo guardó en el bolsillo de su pantalón — Es hora de irnos, Takemitchy. — avisó Manjirou, tomando de la mano derecha al ojiazul

Solo Takemichi asintió, no dijo absolutamente nada.

Ambos salieron del consultorio y se dirigieron al vehículo.

Abordaron el automóvil y Mikey estaba por ponerlo en marcha, pero en ese momento su teléfono empezó a sonar, indicando que está recibiendo una llamada.

Con un gesto de inconformidad, ya que alguien está apunto de molestarlo, lo tomó del portavasos del vehículo y se fijó de quién se trataba.

— Ya habías tardado. — murmuró serio — ¿Qué pasa, Izana?. — respondió la llamada

Takemichi se mantenía en silencio en su lugar, mientras la mirada la tenía agachada. No hasta que escuchó el nombre del peliblanco, eso hizo que se sorprendiera, pero no sé atrevía a mirar al ojinegro.

— Ahora voy para allá. — dijo para después cortar la llamada. Dejó el móvil en el mismo lugar donde lo agarró — Antes de ir al departamento, pasaré a ver a Izana. — le ha avisado al ojiazul. Este solo movió levemente su cabeza de arriba hacia abajo, indicando que aceptó lo que dijo el ojinegro

• EL TRATO •   | Mitake | [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora