Lo Real (TERMINADA)

Capítulo 38: Narra Chris

Me desperté con un aviso a la tripulación, Nina estaba apoyada en mi completamente dormida.

—Damas y caballeros les informamos que estamos próximos al aterrizaje, por favor abrocharse los cinturones.

Y luego repitieron lo mismo en inglés.

—Eh Nina—digo suavemente para despertarla.

Se despierta lentamente, pero al verme su expresión cambia completamente. Abre bien los ojos y oprime una risa.

—¿Qué? —pregunto confundido.

—Nada.

Al bajarnos del avión la gente no dejaba de mirarme extraño.

—¡Mira mamá Harry Potter!

Escucho decir a un niño, él me estaba indicando.

—Nina—digo.

—¿Qué Harry? —dice ella riendo.

Me miro en la cámara de mi teléfono y veo la obra de arte de Nina.

La agarro del brazo y la dirijo al baño de hombres.

—¡Chis! Suéltame ¿Qué no ves que no tengo bolas?

Aunque su comentario me hizo gracia no le preste atención.

—¡Oiga señor! —grita un guardia, pero a él le hago la ley del hielo.

Entro rápidamente al baño de hombres con Nina a rastras y cierro la puerta con llave.

—Que mierda Chris, es un baño público.

—"Es un baño público" —dice imitando mi voz—Ahora cállate y límpiame la cara o te juro que...

—¿Que?... Hombrecito

—¿Hombrecito?

Ella empieza a reír, al ver mi cara seria se tranquiliza y dice aclarándose la garganta:

—Perdón es que no puedo tomarte enserio con eso en la cara—y vuelve con la risa.

El dibujo en mi cara no salía con agua y jabón. Ella seguía riendo.

Mi furia me gano esta vez ya que puse mi mano en su cuello y la acorrale contra la pared, pero me tranquilice completamente solo al ver sus ojos. Ella estaba tranquila como si confiara en mí. ¿Quién confiaría en mí?

—¡Esta todo bien ahí adentro! —pregunta alguien afuera, de seguro el guardia.

—¡Si todo bien, mi novia no se siente muy bien! —digo en un tono alto sin moverme de la posición.

Nina intenta escapar, pero la acorralo contra mi cuerpo y la pared.

—¡Esta bien, tómese su tiempo! —dice alguien de afuera.

—Claro que me tomare mi tiempo—susurro solo para que Nina escuche, ella se pone tensa de inmediato.

¿Cómo la hare pagar?

—Lápiz—exijo.

—Claro que no te daré...

No aguante más y me lancé a sus labios. Sabía perfectamente donde estaba su lápiz por lo que mientras la besaba mis manos exploraban su cuerpo hasta encontrarlo.

Ella buscaba más, pero yo me aleje con el lápiz escondido.

—Quítamelo—exijo nuevamente, ella cruza los brazos negándose—Por favor.

—¿Ves? No era tan difícil decir eso.

Abre su bolso de manos y saca de el una botella con un líquido. Empieza a limpiare suavemente.

—Bueno, creo que eso es lo máximo que puedo hacer—dice.

Aún tenía algunas manchas, pero la mayor parte había desaparecido.

—Oye Nina—digo llamándola.

Ella me mira y se acerca, yo rápidamente le agarro las muñecas y la acorralo nuevamente contra la pared poniendo sus manos sobre su cabeza.

—Chris...—dice advirtiéndome.

Con mi otra mano saco el marcador y le dibujo algo en la cara.

—No te muevas.

Luego de poner todos mis esfuerzos -sarcásticamente hablando- termino.

—Listo, una obra de arte.

Ella rápidamente se zafa de mi agarre y se mira en el espejo.

—Un pene Chris, ¿Es enserio? Muy original ¿Que tienes, 5 años?

Le había dibujado eso en la frente.

Se sigue mirando en el espejo y revisa la frase que le escribí en el cuello.

"Eres mía"

El guardia entra por la puerta, de seguro con una llave maestra.

—Lo siento—lo fulmino con la mirada—hay gente esperando.

Nina rápidamente le da la espalda al guardia y busca mi mirada para que la ayude. En seguida me pongo a reír a carcajadas.

—Vamos querida, no querremos perder el tren—Le ofrezco mi brazo.

Con una risa burlona en mi cara la logro sacar del baño.

—¡Estas loco! Tengo que quitarme esto de la cara.

—Perderemos el tren—digo.

Todos miraban a Nina, algunos con sonrisas en la cara otros con desprecio y asco.

—Por favor Chris...—me suplica.

No sé si fue su cara o esos ojos, pero me apiade de ella.

—Muy bien, toma—le doy un gorro lo suficientemente grande como para tapar la frente.

Nos encaminamos hacia la estación de tren y encontramos nuestros respectivos asientos.

—Bienvenidos—suena por el altavoz—nos dirigimos hacia Enconzo, espero estén cómodos. Disfruten del viaje.

—Espera, ¿Enconzo?

Mierda, lo olvide.

—¿Recuerdas que íbamos a ir a un hotel? —ella asiente—Bueno...mi abuela supo que venía de visita y no le gusto para nada la idea de que me quede en un hotel. Y antes de que te asustes...sí, tu madre ya lo sabe.

—¿Tu abuela, sabe que estoy contigo? Digo, no en esa manera me...me refiero a, ya sabes. Mejor cierro la boca.

—Si, lo sabe.

Se podía notar que estaba nerviosa y me encantaba.