—¡Estamos aquí!—despierto a Yoongi con alaridos eufóricos y el flash de la Kodak Colorburst que le pedí a Taehyung, sacándole un aproximado de tres fotos por cada movimiento que hace, desde que se le caen los lentes de sol por la nariz hasta que terminan en el suelo del tren—. ¡Haz que estás dormido!
—Es que estaba dormido—levanta los lentes de sol y les aplica alcohol en spray en los plásticos—. ¿No faltan como diez minutos más de viaje?
—Sí, aguafiestas—susurro lo último, haciendo puchero y sacudiendo las instantáneas—. Pero mira que bonito se ve. ¡Haz que miras por la ventana, anda!
Sé que si Yoongi no me tuviera de novio estaría poniéndome los ojos en blanco. Pero gracias a que efectivamente estamos juntos, termina haciendo lo que le pido e incluso posando, con la mano en su mejilla, pretendiendo estar concentrado en el paisaje de miles de hectáreas y árboles de todo tipo.
—¿Así?—pregunta inquieto, con sus mejillas rosas, provocándome grandes ganas de querer gritar y terminar desmayado en el suelo, de lo bonito que es, aunque por otro lado también me hace preguntarme si debí haber tomado esa cantidad café desde tan temprano, para mantenerme despierto y no perder el tren.
—Así estás... —no logro articular palabra que lo describa, así que solo trago saliva y asiento, como un idiota.
Me pregunto que le ponen al aire de este tren, que me vuelve tan idiota, o quizás siempre fui así y apenas me estoy percatando, no lo sé.
—¿Puedo sacarte una yo?—deja de posar y me mira a los ojos—. Quiero una para mí.
Ahora simplemente me dedico pensar cochinadas, y me odio un poco por eso, sin embargo, en un intento de actuar conforme a mi edad, le contesto que no hay problema alguno e intercambiamos lugares.
—¿Hago como que miro hacia afuera o...?—me acomodo el pelo y aprieto los labios. En un instante, siento que el flash invade mi rostro.
—Así estás lindo—me dice y observa con atención la instantánea.
Quiero besarlo, en todo momento. Y en realidad, nada me detiene a hacerlo, incluso me acerco a él y lo observo, esperando que él lo haga primero porque me encanta cuando muestra cuán atrevido es y desafía su propia timidez... y él lo sabe.
—Caballeros, tomen sus lugares. Todavía no llegamos—ordena el guarda, regalándonos un gesto de desaprobación.
En consecuencia, y para mi total sorpresa, termino enfadándome en vez de sentir vergüenza, a comparación de como me sentía antes acerca de escenarios hipotéticos donde podríamos ser descubiertos. En este momento, se me vienen dos de esas situaciones que planteaba mi cabeza en aquellas noches que no podía dormir y decidía ir a embriagarme a alguna fiesta, donde me quedaba en la misma silla toda la noche, tomando alguna mezcla extraña de alcohol y pensando en mi padre entrando en mi habitación, donde nos encontrábamos Yoongi y yo, besándonos. Y él nos gritaba de una manera en que jamás le vi gritar y le daba a Yoongi una paliza, que podría incluso terminar con su vida... Y yo no hacía nada más que quedarme viendo como lo hacía porque me aterraba el simple hecho de estar en la misma habitación que él.