En la noche, siento a mi hermana revolver la cocina. Discutió con Frank, pero cuando llegó por la tarde no quiso hablar mucho del tema.
Es extraño porque creí que Frank no es de los que discuten, aunque es entendible (mi hermana Jiyoung puede ser insoportable cuando se lo propone.)
Yo en cambio, no he parado de pensar en Yoongi desde que lo ví en la preparatoria. Se suponía que volveríamos juntos a casa, sin embargo, una parte de mí estuvo de acuerdo con correr a la florería, después de clases, y ayudar a mi madre con el trabajo. Ayudó bastante para dejar de darle vueltas al asunto. Hasta que llegué a mi habitación y recordé nuestra historia. La historia de Yoongi y yo.
Los mejores amigos que perduran tanto tiempo (como nosotros) poseen derecho a tener una.
Yoongi solía venir todo el tiempo a jugar, incluso los días de semana.
Adoraba las veces en que me dejaba mostrarle mi colección de historietas y le pedía que me las leyera en el patio. Una vez estuvimos tanto tiempo allá afuera que su piel de porcelana quedó más roja que un tómate cherry.
Mi madre quiso fusilarme ese día. A esa edad ninguno tenía idea de lo sensible que es ante la exposición solar. ¡Y en pleno invierno!—¿Tenemos sandía?
Veo a mi hermana en la puerta.
Cuando se mudó realmente me puse mal. Yoongi me dijo que podía visitarlo si llegara a sentirme así, otra vez.
Para colmo este tomo número 2 de The Superman Family no hace más que recordármelo.
—Son las dos de la madrugada—le digo, asomándome por encima de las páginas.
-—¿Qué haces despierto entonces?
—Leo-—enfatizo la portada.
Su pancita está cada vez más enorme.
—Superman—se sienta al borde del colchón—. ¿Eres consciente de que tienes diecisiete, verdad?
—Claro que lo soy.
-—Es sábado por la noche y estás leyendo cómo Superman derrota al Guasón.
No evito pellizcarme la nariz.
—El Guasón es de Batman.
—No lo sé porque cuando tenía tu edad me iba de fiesta.
Río un poco y me encojo de hombros.
—Sólo tienes veinte, puedes seguir yendo a embriagarte.—Sí claro, no es como si tuviera un bebé de cinco meses dentro de mí.
¿Ya hicieron cinco?
Un párpadeo más y me imagino en la sala de espera del Hospital Blue.—No puede ser que te olvides de que serás tío.
Guardo silencio.
—¿Aún es... raro para ti?